Artistas de todos los tiempos

El comportamiento humano, tanto en el directo, del cara a cara y del día a día, como en el espacio más indefinido del conjunto social, presenta claroscuros y contradicciones que no se pueden pasar por alto; el artista independiente, el o la librepensadora, generalmente han sido perseguidos, acosados, maltratados como bien ya decía Víctor Manuel en su canción dedicada a los cómicos.

Los artistas del carromato que llegan a una venta a hacer uno o dos números, igual la mula tiene más años que matusalén, el carro necesita una mano de pintura y los que vamos dentro llevamos dos días sin comer; el señor o señora del castillo da cena y una moneda, hacemos dos funciones.

Los artistas desconocidos que labraban la piedra, las brigadas de canteros que iban de iglesia en iglesia, o de pueblo en pueblo construyendo iglesias y poniendo la marca de cantero; todos ellos trabajaban para el capital: clero y sistema político-militar. 
O sea, hay artista si hay cura gordo que pague los gastos y el material o señor del castillo que quiere unos cuadros y le pintemos a la familia.

Artistas de todos los tiempos, han tenido que hacerle la venia al marqués del Zaratruste o a la marquesa de la Zancadilla. El que no tenía que vérselas con el Papa y la Capilla Sixtina, se las tenía que ver como El Greco, esperando noticias de los nuevos encargos.

El artista no ha tenido un campo tan abierto de acción, como sí lo ha tenido en este último siglo; el siglo veinte nos trajo la gran revolución de la radio, la televisión, el cine; a partir de ahora lo que antes considerábamos como arte, será lo de antes y al mismo tiempo vamos a tener arte hasta en la sopa; la televisión lo hace todo, pero es un monstruo que todos los días necesita algunos artistas que se pasen por plató para hacer un playback.

En una forma parecida a la que ocurriera en aquellos viejos tiempos de hace unos siglos, donde tenías que buscarte una condesa o un marqués o un Papa, con objeto de besarle los pies y solicitar su protección, también mucho del arte que hoy se hace es un arte pagado por el padrinazgo de las instituciones; ellas y los grandes grupos de comunicación son quienes ahora llevan la voz cantante de quién sí y quién no tiene un auditorio para presentar su trabajo ante el público.

Esto se ve en todas las cadenas de televisión y muy especialmente en las verbenas de pueblo; conclusión: muchas veces sucede que músicos excelentes se ven abocados a tocar interminablemente paquito el chocolatero, con objeto de sacarse unas perrillas adicionales, en el verano.

Si eres director teatral, búscate entrar a esas redes de teatros públicas; pero santigüate antes, porque vas a besar muchos zapatos.

Todas las profesiones despiertan celos y envidias; y los celos y las envidias son un detritus dañino y de tristes consecuencias.

El científico se encuentra con que sus colegas, en vez de trabajar en nombre de la ciencia, están más ocupados en pisar y no ser pisados; son históricas las discusiones entre supuestas eminencias de esto o de aquello.

En tiempos donde el conjunto de la sociedad es fuerte, este tipo de cosas tiene poca relevancia; pero cuando la sociedad está en grandes cambios y por consiguiente en grandes decadencias o “cambios de piel”, entonces sí, parece también que la desigualdad, la rivalidad, la falsa competitividad, la degradación, también llega a los espacios callejeros y al día a día, también en todas las manifestaciones artísticas y creativas.

Yo creo que no podemos decir que la mordaza esté funcionando, sin dejar libertad para la acción independiente; es verdad que una buena parte del arte que hoy se consume, es un arte prefabricado, por encargo de los medios de poder.

Podemos encontrarnos una SGAE, convertida en una máquina de hacer dinero, junto a numerosos artistas que han tirado la toalla, porque de cien que salen quizás solamente uno llegó al destino que quería llegar; y muchos quedándose por el camino; no son tontos, simplemente están en un mundo muy complejo, que va más lejos de ser un artista y hacer tu arte; hoy el mercado artístico comporta todo un conjunto de maquillaje y decorado que convierte a las supuestas estrellas en personajes artificiales; a unas les va el rollo; y para otras (y comprensiblemente) es insoportable.

Mi posición personal o particular con el arte o con cualquier otra actividad humana es, ha sido, seguirá siendo, la de primero soy persona, soy hombre; después lo que quieras; si quieres, zapatero o artesano; o mecanógrafo; o artista; o científico; o profesor de algo; o taxista; pero primero soy hombre y veo a mis semejantes como yo quiero que me vieran a mí.