Entradas

Mostrando entradas de enero, 2013

Salamanca me gusta

Vivo en un extremo de la ciudad, al noroeste. Salamanca es una ciudad relativamente pequeña, para pasear, pero tiene también sus largas distancias. Todas las mañanas, recorro a buen paso, durante cuarenta minutos, de punta a punta de la ciudad. Del extremo noroccidental al extremo suroriental. Lo bueno del asunto es que no me pesa caminar esos cuarenta minutos, los disfruto, me despiertan y me ponen las pilas para comenzar un nuevo día. Salgo de casa, cruzo la calle, mejor mirar porque es una curva con poca visibilidad. Entro a un parque, el parque de Valhondo. Comienza la mañana y un festival de primeros sonidos. Yo camino entre la oscuridad y el frío, mejor dicho que está rayando el alba y el parque está iluminado con la luz blanquecina de las farolas, pero la luz del día ya clarea y no se sabe si es de día o es de noche. Cruzo algunas calles, una avenida con semáforo, enfilo una larguísima calle, con reloj luminoso en una farmacia, entro a la zona antigua, un parque de elev

Las pruebas de cada cual

Cada persona venimos al mundo con distintos potenciales, distintas capacidades, distintas pruebas a superar, cuando las hay. Y resultado de esto es el hacernos nuestra propia buena o mala suerte personal, al tiempo de hacernos nuestro propio destino que somos nosotros mismos quienes lo escribimos. La vida de una persona no es lección para otra persona porque existen lecciones individuales que no son válidas para todos. Pero todo tiene un porqué. La vida del masai que nace en África tiene el porqué de haber nacido en ese lugar; su prueba de vida es diferente de la de Mr Mc Callaghan que ha nacido en Irlanda. Son dos vidas diferenciadas pero en el global de la vida humana tienen rasgos básicos y comunes que no se diferencian tanto. Únicamente que el señor Mc Callaghan no va a vivirse la vida del señor masai de África ni tampoco éste vivirá la existencia del señor Callaghan. La naturaleza de la persona y las circunstancias que tiene cada persona al nacer son básicas en nu

El mundo en el que vivimos

El mundo. Es acojonante quedarse unos segundos pensando en el mundo, en cómo es el mundo. Puedes irte a los 13.000 millones de años de construcción del universo, a las relaciones entre la luz y el tiempo y la materia, o a los trillones de reacciones químicas que se producen en cualquier segundo de la existencia universal. Podemos ver la grandeza de la vida y la belleza de esta oportunidad que ya somos, que ya estamos habitando. Paralelamente, adentrarte en el mundo humano, es entrar a una jungla de propósitos y despropósitos, donde todo es absoluto y es relativo, según son las circunstancias. Las cosas se transforman en las mismas cosas pero con diferentes interpretaciones. ¿Es bueno que deje la azada olvidada y me suba al tractor?¿es bueno que utilice semillas transgénicas de las que me anuncia la televisión?. ¿Pongo música a las vacas para que me dén más leche?. La Humanidad podía tener equis contradicciones, pero daba tiempo de asumirlas, de aceptarlas. Te dicen que, en

Padre

Hoy te lloré, padre. Lloré  la de cosas que nos dijimos, tú y yo, además de todas las que pudimos decirnos y vivirnos, tantos años compartiendo experiencias juntos. Nos hemos conocido, hasta los galillos. Y nos hemos amado, los dos, sin tregua, sin descanso. Incluso después de tu muerte, te he amado. Sin tregua, conseguiré seguir amándote. Mi padre fue una fuente inagotable de energía. Supo reservarla, como un manantial renovable, en todos sus 72 años de vida. No pudo con él, la esofagitis y todos sus derivados, ni siete hospitalizaciones de urgencia, a tripa abierta. Tampoco la creciente ceguera, podía con él. Él podía con todo. Hasta sus últimos compases, la afición por las motocicletas, inseparable con él. Y los paseos. Y los pases mágicos, que su hijo, muy artista y torero, había ido enseñándole con el paso de los años, para hacer crujir los huesos y darles flexibilidad. Con su energía aguantó hasta el último instante, y en unos minutos expiró. En la distancia tuvimos que desp

Las cosas suceden

Todos los hechos y experiencias de mi vida, los doy por buenos, por bienvenidos. Los hechos y experiencias buenos y felices, me han mostrado la grandeza y los horizontes de la existencia y del ser humano. Los hechos y experiencias con claroscuros o dolorosos o conflictivos, también me han enseñado que donde existe algo malo, puede también existir algo bueno. Es decir, que de una mala experiencia puedes conseguir una buena lección o aprendizaje de vida, útil, positivo para todo el conjunto experimental de la existencia. En resumen, venimos a la vida y, por su transcurso, vamos avanzando en conocimiento, edad, experiencia. Con ese conjunto de experiencia, podemos ver, a los 40 años, aspectos y enfoques de la vida que eran imposibles de ser percibidos, a los 20 años. Pero cuando tenemos 20 años, vivimos con la percepción de los 20 años. Y es, asimismo, una percepción que no sigue una progresión lineal en el tiempo. Algo puede llevarte más o menos tiempo, porque en muchas ocasione