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Mostrando entradas de junio, 2011

Noche de San Juan

Noche de San Juan; qué gran noche; noche mágica; recuerdos de esta noche, una hoguera, en mitad de una calle, una cafetería barroca, junto a la plaza mayor de Salamanca, un grupo de supuestos brujos y brujas, deseando suerte y amor y felicidad para todo el mundo. La noche de San Juan me hace recordar también a washington irving, en cuentos de la alhambra, muchos de ellos referidos a hechos singulares o mágicos que suceden en Granada, a propósito de esta noche. Es una buena noche para hablar de temas “mágicos” o irracionales. Yo creo que con eso que se llama magia hay que tener el mismo cuidado que podemos tener con cualquier actividad de la vida; no ser unos bandarras y unos cafres, sino actuar con un poco de sentido común, responsabilidad e inteligencia. En las sociedades primitivas, magia y vida cotidiana eran casi una misma cosa indiferenciable; todo lo que se suponía no científico, se ha desterrado de nuestra vida social. Sin embargo, en las últimas décadas ha

El tiempo valida el amor

El amor es una gran materia, y es así de caprichoso que te enseña como le da la gana de enseñar. No te das cuenta del amor, hasta que llega; cómo llega; llega como le da la gana de llegar, muchas veces llega de improviso, ya ha llegado y es después que te estás dando cuenta. ¿Qué hace falta para que llegue el amor? Muchas cosas y ninguna. Es todo un conjunto de casuales casualidades que no son nada casuales. Ya ha llegado el amor, llama a la puerta, entra. El amor dice que es amor de verdad. Soy un amor de verdad, dice el amor. Te lo quedas mirando: sí, vale, anda pasa, esto ya dijiste la última vez. Quién es el amor de verdad. El amor de verdad es el que es verdadero. Quién valida la verdad. El tiempo. ¿Un segundo es suficiente para saber el tiempo que se convivirán dos personas? Sí, es suficiente, porque el primer segundo hace al segundo, el segundo hace el tercero, el tercero hace el cuarto… y así todos y cada uno de los segundos; por tanto cada

Si tiene que ser, será

He superado la mitad de una vida. Eso si llego a viejo y sobrepaso los 80 años. Qué quiero en adelante: Vivir, vivir, vivir. Cómo: bien bien bien. Cuándo: Ahora y ahora y ahora. No sé si más adelante viviré solo o acompañado, si tendré uno, dos, tres o cuatro amigos o amigas, si tendré canarios o perro o gatos; o si me meto a monje o me voy a las montañas del Himalaya, no lo sé, la verdad; y no es inquietante no saber lo que no sé, no es ninguna preocupación para mí, pero la verdad es que no sé si viviré solo o si viviré en compañía, no tengo la menor idea, no lo sé. En mi vida diaria, no me tomo nada en serio el asunto de la pareja; no lo hago; y dudo incluso si sé hacerlo, porque hace mucho que no vivo en pareja. En estos años de vida rural, vivo como un monje, que yo practico mi propia religión, mi propia fe y mi propia norma de vida; una de ellas, no entran mujeres a gobernar mi casa. O sea, no abro o despierto confianzas. Son tiempos para mí de vivirme