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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Como gotas de agua

Las experiencias de la vida van enseñándonos de la grandeza y sencillez de la existencia. Preguntamos a una gota de agua, antes de caer en la tierra, cuál será su destino. Puede respondernos que ella, pequeña gota de agua, será llevada como una hoja de árbol, de acá para allá, por el viento. Sin propósito y sin sentido. O puede decirnos que ella se convertirá en humedad, en madera de árbol y tallos verdes, en frutos, en nutrientes humanos y animales. El viaje de una gota de agua puede ser prácticamente infinito. Sin embargo, depende también mucho de cómo esa gota de agua se toma su propio destino. Con qué actitud sale a vivir su propia vida. En muchos sentidos, nosotros, las personas, somos parecidos a ese viaje de una gota de agua. Y no importa la expresión de las grandes palabras. Importa la expresión de esas mismas grandes palabras pero enraizadas en la vida cotidiana, el cómo te vives cada momento de cada día.

Afinando mi guitarra

Estoy sintiendo hoy buenas sensaciones, con las manos en una guitarra que compré, años atrás, en una tienda de guitarras donde el señor me vio probando algunas y, dirigiéndose con una gran sensibilidad hacia mí, me dice: “veo que a usted le gustan las guitarras, le voy a enseñar una que no me va a poder decir que no”. La hice sonar. Sonaba dulce, de primera vez. Ella fue mi autorregalo. Y la guitarra caminó conmigo, y cómo sonaba la puñetera. Ahora tiene cuerdas nuevas, diferentes, no puedo comparar. Pero juego también con el apagado de sonidos y no me importa usar cordaje de diferente sonido. Entre el afinamiento, pillas dedos y juegas y vuelves a sentir el cosquilleo de las cuerdas y de la madera y el sentir de cada presión, de cada movimiento. Y escuchas con tu propio oído el sonido que está saliendo. Y dices jope, es que lo siento, cómo no me va a salir si es que lo siento, es como llevar esto en la piel o dentro de la piel. Y entonces, frente a esas sensaciones, ves al ho