Cibernautas

Yo no soy cibernauta; en sentido estricto, con propiedad, no lo soy; cibernauta es una persona que se conecta todos los días o casi todos los días, un mínimo de una hora; no me puedo considerar un cibernauta; soy más bien un cibernauta ocasional que me conecto desde un lugar intranquilo como lo es un ciber, en ocasiones no relajado por estar en un lugar público, controlado por un reloj que pide un euro cada cuarenta minutos o una moneda de cincuenta céntimos, cada veinte. Es decir, no chateo. Entro y estoy un rato. Hasta hace una semana, siete días, que he hecho una soberana excepción; hasta hoy.

Fui cibernauta, hace años; el cibernauta es una persona que se conecta desde su casa; la persona que tiene afición al ciberespacio; yo no me considero un cibernauta clásico porque creo que ni la propia palabra define qué o quiénes entramos a La Red Digital, por qué, para qué, y sobre todo, cómo lo hacemos, con qué principios éticos, si es que tenemos principios éticos; que los tenemos, las personas que estamos aquí en esta lectura, sin discusión y sin sombra.

Hace años chateaba; me gusta este medio; me parece extraordinario; un medio excepcional y muy mal utilizado; pero sigue siendo un medio excepcional; y cuando nos encontramos personas con un mínimo de materia gris, entonces la comunicación digital se produce con una facilidad asombrosa, sin sombras, sin nieblas, sin dudas, sin rollos; claramente.

He tenido mi tiempo de conocer el ciberespacio; he conocido a muchas personas; el medio sigue siendo excepcional y muchas personas deberían visitar el psiquiátrico o dedicarse a vidas más altruistas y filantrópicas que las miserables vidas a las que se dedican y a los infames motivos a los que usan internet; personas que yo he conocido; personas unas que dicen la verdad, otras medias verdades y otras mienten por cada palabra que escribe la punta de sus dedos; como sucede fuera del ciberespacio.

De todo ese conjunto de experiencias ciberespaciales que yo he tenido; y han sido unas cuantas y algunas intensas; de todo eso yo me quedo con lo mejor; qué es lo mejor; lo mejor es que nunca he dejado de ser yo mismo; lo mejor es que quienes eran efímeros duran y duraron poco; y lo mejor es que quienes debían estar, están desde el principio y siguen estando.

No puedo decir nada malo de Internet ni nada malo de todas las personas que he podido conocer, por Internet, en los últimos no sé, los últimos diez o doce años; de nadie, absolutamente de nadie, quiero decir nada negativo, porque sencillamente las personas que de Internet después han entrado en mi vida, todas sin excepción, todas tengo que agradecerles algo o me han enseñado algo o he compartido algo muy positivo.

Mis errores, sí, claro, como todo el mundo; algún desengaño, alguna decepción, pero pocos o pocas.

¿Te abres a todo el mundo?; qué va; ni tampoco son amistades para toda la vida; cada persona nos autodefinimos; las cosas vienen solas; el tiempo dice qué es esto y qué es aquello; todo resulta en una simplificación fácil, a la que ayuda el día a día y el tiempo.

Hay personas con las que tengo relación desde hace diez años y nunca nos hemos visto, salvo por carta electrónica y chatear; y sin embargo, existe una intercomunicación auténtica, sentida, veraz, por la que no pasa el tiempo.

Hay personas con las que unas temporadas con mayor comunicación y otras con más silencio, porque cada uno tenemos nuestra vida y nuestras ocupaciones e intereses, aún con esos altibajos, pasan los años y se convierten en personas que, entrando o no entrando, en ese salto de lo virtual a lo real, se sigue teniendo un espacio de vivo afecto, de respeto mutuo, de amistad en una relativa distancia que no deja de ser amistad.

Han existido también personas que entraron y salieron de mi vida y que nos conocimos por internet; y pienso que igual que yo tuve una buena experiencia con esas personas, esas personas la tuvieron conmigo; nadie nos hemos vuelto a molestar a nadie cuando la relación ocasional o no ocasional terminó.

Quiero decir, no me busco rollos, ni busco rollos a nadie; he visto mucha historia, mucha, pero bueno, si tú tienes tu propio camino, es más difícil sacarte del mismo que si no tienes las ideas claras o te sientes desubicado.