Midiendo mis fuerzas

Una cuestión básica, fundamental, de cualquier proyecto. Es, primero, esto de qué o quién lo financia. Y, segundo, esto de qué o con quién se sostiene, de qué vive, de qué se nutre con cada nueva edición, si estamos hablando de una publicación o periódico mensual.

No soy un super-experto de medios de comunicación, pero he visto algunas historias, buenas, muy buenas, regulares, malas, mediomalas, que me han mostrado un paisaje concreto.

Frente a lo que ahora estoy proyectando. Bueno, a ver si consigo explicarlo. En algún sentido es aceptar que das una serie de pasos hacia adelante que ya no tienen marcha atrás. En definitiva, también una de las claves cotidianas es ésta que acabo de decir.

No puedo, dentro de un año o de dos años, de levantarme un día y decirme ay, qué cansado estoy, de vivir o de malvivir, también de esta agenda diaria que hoy tengo con aquello que me comprometí, conmigo mismo y mi conciencia, hace un año, dos, equis el tiempo que fuera.

O sea, si me comprometo con la creación de este proyecto, no puedo dejarlo colgado dentro de un año, dos, tres, porque me veo cansado o desganado o porque ha dejado de importarme. Eso mejor me lo hubiera pensado ahora antes de iniciar o comenzar este digamos que camino de no retorno, que lo caminas y mira hacia atrás si te apetece pero los pies en adelante van siempre hacia adelante, en el mismo sentido, dentro de esto que ahora se llama una hoja de ruta, que queda así como muy bien y muy bonito, de que está todo previsto, cuando es mentira, las cosas llegan a tal grado y nivel de detalle que tienes pensadas las cosas principales, pero después, en las pequeñas cosas, todo es una continua y siguiente sorpresa e ir de sorpresa en sorpresa, lo cual también va dando una seguridad y va dando un aprendizaje. O solidez podemos decir. Si esto que ahora, dentro de equis tiempo quiere comenzar, sigue dentro de cinco años, bueno, seguirá siendo una joven experiencia, una joven iniciativa, con solamente cinco años de edad, pero vamos, ya es un periodo que te dice que no abandonas las cosas que comienzas, no al menos en sus cinco primeros años en el ejemplo que estoy contando.

En fin, sí, creo que va a salir. Ahora, por lo pronto, tres meses a preparar apuntes de viabilidad. A dar forma y dar contenido al proyecto. Y ponerlo también en palabras, darle una redacción en texto.

A tiempo libre, a fines de semana, sin agobiarme, sin prisas, irá saliendo todo lo necesario. Hecho esto, al hacerme la pregunta de si no tomo la salida o si tomo la salida, creo que me será muy fácil obtener la respuesta correcta.

Y salir del anonimato, que no es aparecer en los platós de televisión. Es otra realidad, más visible, más real. Hay momentos de la vida que nos gusta vivirlos de anónimos, lo que nos da un sanísimo placer también de ponernos al día con nosotros mismos, de conocernos en nuestras hechuras y nuestras costuras. Y hay momentos de la vida que, por esto o por aquello, es mejor o más adecuado salir del anonimato, pero frente a esto yo digo que es mejor tener un poco referenciada esa cuestión y cuidado con eso del famoseo y toda esa tontería. Viene bien el tener las cosas claras desde un primer momento y viene bien también el aceptar que no vas a caerle a todo el mundo simpático ni tú tampoco pretendes caer bien a todo el mundo.

No sé, mirando serenamente la cuestión de conjunto, la veo realmente bien. Veo un campo muy amplio de expresión, lo que me agrada, porque es como decir que te permite ejercitar el pie izquierdo y el pie derecho, la mano izquierda y la mano derecha, las distintas partes creativas en las cuales te sientes cómodo, a gusto, haciendo algo.