El tiempo valida el amor
El amor es una gran materia, y es así de caprichoso que te enseña como le da la gana de enseñar.
No te das cuenta del amor, hasta que llega; cómo llega; llega como le da la gana de llegar, muchas veces llega de improviso, ya ha llegado y es después que te estás dando cuenta.
¿Qué hace falta para que llegue el amor? Muchas cosas y ninguna. Es todo un conjunto de casuales casualidades que no son nada casuales.
Ya ha llegado el amor, llama a la puerta, entra. El amor dice que es amor de verdad.
Soy un amor de verdad, dice el amor.
Te lo quedas mirando: sí, vale, anda pasa, esto ya dijiste la última vez.
Quién es el amor de verdad. El amor de verdad es el que es verdadero.
Quién valida la verdad.
El tiempo.
¿Un segundo es suficiente para saber el tiempo que se convivirán dos personas? Sí, es suficiente, porque el primer segundo hace al segundo, el segundo hace el tercero, el tercero hace el cuarto… y así todos y cada uno de los segundos; por tanto cada segundo de relación es valioso y va construyendo tiempo y relación y ésta es más sólida, firme. Lo que fue paja al principio, se hizo madera y la madera se hizo ladrillo y el ladrillo se hizo rocamadre. El tiempo otra vez va haciendo las relaciones, el amor, y construyendo la vida de las personas.
Amor, quién sabe lo que es amor. Amor, gran ilusión ésta del amor, que hace decir romanticismos hoy y mañana hacer daño a quienes dices amar; no me vale; prefiero decir un “te amo” cuando siento que me sale del alma ese “te amo”.
Pero da igual lo que me ilusione, piense o diga, la voluntad de amor es la que dice si hoy mañana y el siguiente y el otro… seguirá en casa.