Creaciones que nacen
Reconozco que aún me queda mucho para crear al ritmo que me era normal en el pasado, un día normal y cualquiera.
Antes yo era una persona hiperactiva, pero no en el sentido de ir estresado, sino de ir cómodamente viviendo, pero un día me daba para casi un infinito. Y además pensaba algo y lo creaba. Era ver la vida sin ninguna perspectiva de obstáculo, era pensar y dicho y hecho.
Tenía mucho ritmo y he seguido teniendo mucho ritmo en estos tiempos, lo que pasa que todo tiene su momento.
Sin llegar a mi nivel de actividad de cuando estaba en Salamanca, la verdad es que sí, estas últimas semanas han sido moviditas.
Movimiento también en decisiones. Y movidas a pesar de que en los primeros pasos no he avanzado apenas nada. Pero, bueno, tampoco me importa, creo que va todo bien, que autoexigirme tanto no es bueno, que lo principal es hacer las cosas bien, llevar buena dirección, buen camino, además de crear con buena gestión. Ambas cosas creo que las estoy reuniendo, poniendo en práctica. Así yo lo veo, y espero los resultados me lo confirmen en la práctica.
He avanzado en crear vínculos de cooperación con personas, con centros institucionales, con asociaciones. O sea, que me he movido. Y bueno, la verdad es que doy más importancia a la parte que he conseguido mover, que a la que no, porque es esta parte la que después visibilizará los resultados.
El principio de lo que está naciendo, no lo puedo definir todavía, pero sí creo que está naciendo algo. Es algo bueno. Es algo que simboliza un nacimiento, pero que simboliza también muchos nacimientos, porque es un nacimiento de nacimientos, de pequeñas actividades que producen grandes desarrollos, del valor de las pequeñas cosas y de los pequeños y diarios detalles.
Más allá de mi puro espacio personal, sé que han nacido nuevas cosas y sé también que estas cosas que han nacido no lo han hecho para morir sino para desarrollarse y desarrollarme con ellas. ¿Por qué? Porque toda creación te saca de la rutina del más de lo mismo, de la impotencia impotente del día a día, que no satisface a nadie.