Relaciones burbuja

Si el único punto de referencia que tenemos de una persona es Internet, estamos ante una burbuja de realidad, conectada y a la vez desconectada con la realidad verdaderamente real.

Las relaciones en internet son, en un 90 ó en un 99 por ciento, relaciones inconsistentes, relaciones efímeras, relaciones breves, relaciones que duran lo que dura la película; se acaba, desenchufas la tele, sigues con tu vida normal y de todos los días.

En nuestra vida directa, no existen las máscaras que sí disponemos en internet, tanto da si las usamos como si no las usamos; la vida directa no tiene máscaras (o sí, pero sabemos que son máscaras) en la vida real todo es visible, cien por cien expuesto.

Puedes chatear con alguien siete años, quizás a diario. No le conoces tanto como cuando trabajas con esa persona tres meses, de lunes a viernes. Y, mañana, cuando la vida os vuelva a encontrar, esa relación laboral que habéis tenido es mucho más fuerte, sólida y consistente que toda esa interrelación cibernauta que hayas podido mantener con alguien durante siete años.

Incluso con la mejor de las intenciones, las amistades por internet, corren un gran riesgo de desvanecerse, si el único vínculo es el de Internet. En realidad, internet no crea vínculos, simplemente abre una puerta de comunicación, pero es la vida real la que abre vínculos entre las personas.

Tengo amigos por internet, sí, incluso me atrevo a llamarles buenos amigos; pero no me lo creo ni yo mismo, porque ni ellos son auténticamente amigos míos ni yo tampoco soy auténticamente amigo de ellos. Y la prueba se demuestra en las verdaderas ocasiones en que unos necesitamos de otros: “no estamos en casa”; “vaya, cuándo volvéis”; “hmmmm, dentro de mucho tiempo”; “Ah vale”.

Internet es una puerta y una ventana de comunicación, pero Internet no es una fábrica de inteligencia, de emociones, de sentimientos; mucho menos de responsabilidad mutua, de creación y sostenimiento de vínculos humanos.

No me atrevo a decir que son o somos relaciones superficiales, pero sí puedo decir que somos “relaciones distantes” o que nos “guardamos las distancias”.

Cibernautas de más tiempo, de menos, con motivaciones muy distintas, con usos muy distintos de cómo usar el tiempo de navegación, etc. Entro a veces buscando una posibilidad real de conocer a alguien realmente, pero me aburre el paisaje de perfiles que navegan en la red. En realidad nadie quiere salir de esa virtualidad y relacionarse realmente. Todos los cibernautas están ahí atrapados en esa fantasía absurda de creerse que son lo que dicen ser; como absortos en la función de ese pequeño circo de emociones y palabras.