Tan iguales y tan diferentes
Yo siento un gran respeto cuando veo a personas coherentes que han sabido proteger su interior; y siento una gran alegría también de ver inteligencia, la verdad. Creo que la vida aburre un poco, llena poco, hace bostezar sin no vemos reconocimiento en los demás, aunque no nos parezcamos ninguno a ninguno.
Todos somos iguales; pero nuestros rasgos fuera de lo ordinario nos hacen ser –un poco más- diferentes; un poco está bien pero muy diferentes es como vivir aquí y vivir en otro tiempo distinto al tiempo que ahora estamos.
Ahora, yo digo, cada uno somos como somos y como tenemos que ser. Y luego está conocer y relacionarse con otras personas.
Conocer a las personas es fácil o es imposible, según de qué personas estemos hablando; somos el animal más complejo que existe sobre esta tierra; el más complejo, en el buen sentido de que somos el animal más creativo y dotado de una curiosidad natural, poderosa, a la vez que complejo en el mal sentido, de tener capacidad para desarrollar, en pocos años, comportamientos que hasta el animal más indiferente le resultarían disparates o cosas sin sentido alguno.
En todo el transcurso de nuestra historia y hasta que la ciencia diga lo contrario, los niños y niñas no venimos de París, sino que nacemos por fruto de la biología, una señora y un señor que hacen sexo; después una carrera desesperada de un espermatozoide que quiere llegar el primero a fecundar; si fecunda, tenemos niña o niño.
Quizás un día los niños se puedan fabricar en fotocopiadoras, apretando botones, tanto de esto y tanto de aquello, interacción química, unos meneítos a la incubadora dentro de un tiempo tenemos niño; la cosa viene a ser que el día que los niños puedan fabricarse en fotocopiadores, crudo la llevamos; porque será el día que el mundo se parecerá a aquella novela (no recuerdo el autor) que hablaba de seres alfa, beta, gamma, especializados en un conjunto de tareas.
El día que el ser humano tengamos un microchip que controle nuestras emociones, el ser humano ha muerto; o por lo menos la vida dejará de ser como la hemos conocido hasta hoy; será otra cosa; y la verdad no pinta muy bien que digamos lo que puede ser ese mundo de robots humanizados.
Yo prefiero quedarme con la película de hoy, que todos somos iguales, pero nuestros rasgos nos hacen ser diferentes.