Racional e irracional el amor

Yo veo, en mí, que no puedo amar a una persona que no es mi amiga.

Ahora bien, lo que también veo es que mucha gente confunde rábanos con pepinos, tomates con berenjenas, llamamos amistad a cosas que no se parecen ni por asomo a la amistad; es ofender la palabra; y de paso llamamos amor a cosas que dices: ostras pero eso no es amor ni es nada. O sea, son temas irracionales pero, caramba, a veces hay que racionalizarlos un poco porque si no se toma por amistad y por amor cualquier cosa.

Una cosa es mi teoría y otra es la práctica de lo que veo y vivo. En mi teoría todo es fácil y sencillo y natural y transparente.

Mi teoría me dice que nos amamos con el corazón, con el interior que somos dentro de nosotros mismos, nos amamos de mañana, de mediodía, de tarde y de noche, con maquillaje y sin maquillaje, vestidos o desnudos, el amor toma distintos colores durante el día, porque fluye de natural, de normal, como si llevara en nuestras vidas desde el principio de nuestros días.

Ahora bien, no soy caballo que me dejo domesticar; amar sí, querer también, pero lo de domesticarme… llevo mal las espuelas, las bridas, los bozales. Me gusta amar con libertad y me gusta amar con paz; y todo se puede dialogar cuando existe la voluntad de dialogar, y cuando existe amor; el amor no es un fraude ni es algo que das una capa superficial cuando por dentro es algo distinto; el amor es o no es.

Creo que vas conociendo el amor, según te conoces a ti mismo; es la vida y es la experiencia quien te va diciendo qué clase de persona eres y cómo eres. Yo era un chaval idealista, inexperto, lleno de ilusiones, que vas de majete, y no se puede ir tan de inocente por la vida; metes la gamba.

He hecho cada tontería quepaqué. Por eso, después, parece que me hice una especie de monje retirado en el “Tíbet manchego”.

Así como en otras cosas de la vida uno siente que tiene un poco de control o autogobierno, en temas de amor es la casualidad, el azar, lo que sea que yo no lo sé, quien dice cuándo conoces a tu persona adecuada y cuándo no. Es muy irracional, lo sé, pero yo lo veo así. El amor es irracional. Después se hace racional en la convivencia, sin perder esa chispa de irracionalidad. Pero es que viene y no sabes cómo ni por qué viene, salvo que viene y viene y ha llegado.