El amor en tiempos modernos
El amor siempre está de moda y el amor siempre está evolucionando, como las sociedades, las culturas. El reloj del tiempo siempre está en movimiento.
El amor en los tiempos modernos, si hablo de mi personal aventura con el amor, se traduce en todos los clásicos romanticismos de juventud que básicamente todos tenemos, además de la primera gran experiencia que nos enseña que cuidado, el amor no siempre es divertido.
Entonces es cuando vemos la cara amarga, cruda, también realista del amor. Y entonces es cuando comenzamos a seleccionar cuándo jugamos y cuándo no jugamos al eterno juego del amor. Lo que sucede es que el amor es tan puñetero que tiene también sus propias travesuras, normativas, circunstancias.
Es como decir que tanto da si tenemos timón y buen gobierno en nuestra vida, el amor es así de generoso que siempre está invitándonos a participar en el nuevo juego y la nueva esperanza y los nuevos horizontes que el amor siempre despierta.
Es decir, siempre estamos prestos, dispuestos a volver a enamorarnos aún cuando hubiéramos dicho y prometido que no, que no volveríamos a hacerlo y que desaconsejamos encontrarse en ese estado de ser.
Bien, así son las cosas del amor. El amor es así de vital que irrumpe y ocupa el espacio vital de las personas, por su propia potencia y energía, pues la fuerza del amor es así de vital que acontece en vidas y personas, en cualquier edad o lugar, con cualquier paisaje de fondo, con cualquier música de fondo o en perfecto silencio.
El amor es, de nuevo, infinito en su grandeza, acudiendo siempre a la vida de mujeres y de hombres, con su música terrenal y celestial.