Felicidad sostenida

A una pregunta que me hacen hace poco: ¿eres feliz? Respondo que sí. Además de que lucho por ser feliz, a plena conciencia de que yo tengo el grifo de la felicidad, de mi propia felicidad. Abrir o cerrarlo es también algo que yo decido, con mi mente, con mi forma de vivir y de ser.

¿Y cuál han sido los momentos más felices de mi vida?

Aquí respondo como los directores de cine que, ante cuál consideran su mejor película, generalmente responden que es aquel que está por hacerse. Creo que esto es una buena estrategia de vida, especialmente si tienes ya una edad que está en esa intersección que marca la mitad de la vida.

De nuevo, pensar en las mitades de la vida, me lleva a pensar en el ingenioso e interesante texto de Mario Andrade, en el cual 
habla de la vida como de una bolsa llena de caramelos, donde llegas a la mitad de la vida y te das cuenta que te has comido más de la mitad.

Mario Andrade hace una presentación poética, narrativa, de cómo saboreas con mayor deleite y conciencia todos los caramelos que te van quedando en la bolsa.

Yo quiero pensar que los momentos más felices de mi vida serán los que viviré, y aún no he vivido. Me viene esto mismo a decir que, el mejor hombre que seré, no es el que ya soy sino el que maduraré, con el paso de nueva experiencia, nuevos años y nuevo aprendizaje de vida.

No pienso en la felicidad como un estado de éxtasis que me despareja de la vida cotidiana, práctica, diaria. Se pueden vivir momentos apasionados, como instantes cumbre, pero me es más familiar, más propia, natural en mí, la sensación de felicidad sostenida en el día a día.

Quiero con esto decir que me gusta la pasión, el más de lo más, pero que valoro tanto, o más que esto, la percepción sostenida, continuada, sin grandes altibajos, de la felicidad. Creo que nadie es feliz si tiene cien cambios de humor o de ánimo, en un mismo día.

La felicidad es algo que imprime carácter, personalidad, de actitud, de cómo te tomas la vida, de cuál es tu percepción frente a la vida. Que no es tanto un tema de instantes o de momentos sino un tema de si tienes carácter o no lo tienes para ser feliz, es decir, si estás o no estás preparado para ser feliz.

Más que encontrar momentos de felicidad, puedo encontrar grandes etapas donde la felicidad me ha sido visible, evidenciable. Esto también es verdad porque como he vivido también momentos y etapas de infelicidad, puedo contrastar entre qué es ser infeliz y qué es ser feliz, qué es tener felicidad y qué es no tenerla.

Resumiendo, lo que sí he podido comprobar es que coinciden mis etapas de felicidad con momentos de autosuperación, de crecimiento y desarrollo personal. Momentos fértiles.

Fertilidad en ideas, sensaciones, vivencias; no es lo mismo que felicidad pero se parece mucho.