Amistad, hermosa palabra

La amistad es un camino. Y no tiene que ser un camino progresivo. Pueden darse amistades que parece que se estancan, pero no es realmente así. Es a lo mejor estar unos meses sin darse señales de vida, pero esto no significa que seas menos amigo de otra persona, cuando eres realmente amigo, que no es algo valorable en ningún papel sino valorable solamente dentro de tu corazón y el de esa otra persona.

Dos personas son amigas cuando realmente, ellos dos, lo sienten. Entonces realmente existe la amistad.

Amistad. Hermosa palabra. La amistad es una vivencia que sale fuera del marco de los estereotipos. En el transcurso de una vida nos hemos vivido distintos marcos y etapas de qué es la amistad. En la superficie, sin entrar a los fondos del asunto, podemos ver un paisaje romántico, el paisaje romántico de quien junta a sus amigos para una celebración, para una comida y un espectáculo, por ejemplo.

Es una cuestión tribal, primitiva. Ya lo decía Marvin Harris, el antropólogo. En las antiguas comunidades, los hombres pugnan para ver quién ofrece las mejores comilonas y las mejores fiestas. Somos animales sociales. Nos gusta que nos quieran. Alguien tiene cinco amigos, alguien tiene diez, alguien tiene cien, quién no quiere dar un rato bueno a sus amigos.

Pero el ser humano, si ya era complejo en aquellos tiempos de comunidades tribales donde se usan las comilonas para confraternizar, es mucho más complejo en la actualidad. Y realmente, no todas las comilonas tienen mucho de verdadera fraternidad.

Una cosa es la amistad de los libros, de la literatura, de las películas, otra diferente es la que las personas ponemos en práctica en nuestras vidas diarias, creando unos lazos o unos vínculos o una interrelación con otras personas.

Esto es algo que depende de tantos factores que es algo puramente individual. De factores y circunstancias, de la ciudad donde estás, de dónde o en qué trabajas, de tus afinidades y preferencias personales, etcétera etcétera.

La amistad depende de las circunstancias que tienes o vives. Pero depende también de tu naturaleza. Y por consiguiente, depende también de las circunstancias y de la naturaleza de la persona a quien consideramos amigo.

En fin, como decía al comienzo, la amistad es un camino y ahí nos vamos viendo si somos o no somos amigos.