Conocer más y mejor

Me interesa poderosamente el estudio y el conocimiento. La ciencia, en su amplio sentido de conocer más y mejor el mundo que habitamos.

Me considero un privilegiado, como creo que son todos mis contemporáneos. Vivimos en unos tiempos con unos profundos y radicales avances científicos, aunque apenas estamos prestando atención a estos grandes cambios.

Es más fácil ver el efecto de una crisis económica. O la corrupción. O la pérdida de valores éticos y morales en el comportamiento humano, que el ver las grandes cosas que han ocurrido en nuestro mundo, en estas tres o cuatro últimas décadas.

El juego de alcanzar la Luna, cinco años después de mi nacimiento, es ahora apenas nada cuando tenemos un mapa exacto de nuestro universo y cuando una sonda que lanzamos al espacio en 1977, ya ha cruzado nuestro sistema solar. Cuando tenemos un generador de partículas en el corazón de Europa y cuando hemos descubierto el mapa genético de la Humanidad. Conocemos cosas que nos parecían imposibles hace apenas dos décadas y ahora muchas respuestas están sobre la mesa.

Conocemos Atapuerca, donde tenemos una de las grandes fuentes de información de la Humanidad. Conocemos los últimos avances en geología y en genética. Y todo esto debiera enseñarnos que estamos abocados a una nueva extinción, más pronto o más tarde, que puede ser dentro de 10, 100 ó 1000 años, pero que estará presente.

Esto debiera enseñarnos que, a pesar de nuestras supuestas grandes diferencias, tenemos un futuro común, además del futuro de acabar todos muertos. Ya lo sabemos, que individualmente esto será así.

Pero nadie nos había dicho que dentro de apenas unos años, seremos capaces de alargar la vida celular, como tampoco que ya hemos soportado cataclismos cíclicos, después de los cuales hemos sabido superarnos y sobrevivir. Es una gran lección de la capacidad de supervivencia de la vida, en este planeta vivo que nos acoge.