Cohabitar con los demás

El valor, la ética y los valores individuales de cada persona.

La experiencia del día a día me enseña que somos las personas, cada uno de nosotros, de uno en uno, quienes damos autenticidad o mentira a la vida.

No son necesarios grandes grupos humanos para producir grandes cambios sociales. En absoluto.

¿Qué quiero decir? Quiero decir que la energía que vemos en la vida diaria, es una energía “insuficiente” para tener iniciativa, más aún para mantenerla.

La mayoría de las personas y la mayoría de las situaciones de la vida cotidiana limitan o aprisionan nuestra autopercepción y nuestra autoexpresión, de tal modo que parecemos radioreceptores con el volumen apagado. Damos señal, pero no damos sonido.

Yo pienso que detrás de las grandes palabras, cuando hablamos con las personas adecuadas, cuando hablamos el mismo lenguaje, existen otras palabras más diáfanas, más sensitivas, que responden a una realidad más viva, más directa, que no necesita de muchas palabras.

Es una realidad de afinidad, de ser, de vivir, que en muchos casos hemos de llevar en intimidad, en nuestro corazón, o casi en secreto, sin apenas costumbre de vivirla y compartirla.

Llegar a ese punto de decisión personal de “quiero hacer esto”, ya es un viaje interior potente, intenso, que muchas personas no quieren hacerlo y de hecho no realizan en toda su vida, viven al margen de reubicarse en sintonía con el su medio natural.

Es una valentía, sincera, pacífica, abrirte a otra u otras personas, comentar, dialogar. Porque nunca se sabe. Es una incógnita abrir tu mundo interior a otro mundo.

Bien, llega el momento de vivir esa nueva experiencia, vivir en sintonía con la persona que somos realmente. Yo digo a este momento, sí, bienvenido, pero la verdad, si puedo vivirlo con dos personas, con tres, no voy a sentir pena porque no lo puedo vivir con siete o con veinte mil.

Me importa más vivir que difundir ningún mensaje de paz, amor, libertad. Vivir en paz, en libertad, es para mí lo primero. Si esto es además bueno para otras personas, estupendo, pero mi primer motivo de estar creando cambios en mi vida es que quiero vivir, quiero vivir y sentir que estoy vivo.

Desde esta perspectiva, no siento interés en decir que mi forma de vida es mejor que otras formas de vida, sino que principalmente, antes de ser embajador de nuevas ideas, quiero ser hombre, vivir, tener un hogar.

También tener un hogar es cohabitar con la o las personas que sientes que hablan tu mismo lenguaje, con quienes puedes dialogar y compartir, y mantener vivo el fuego de la comunicación.