Y, entretanto, vivir...

Pensando en qué es la vida, me resulta una ciencia ignota, desconocida, fantástica, maravillosa, también mucho de desigual y a veces cruel, pero sigue siendo fantástica. Y por muchos hechos feos y desagradables que podamos conocer del mundo, los otros hechos, los buenos, los admirables, los que nos dejan buen cuerpo, son también muchos y casi infinitos.

Estoy contento, satisfecho con mi vida. Yo creo que me siento satisfecho en una gran proporción favorable a la alegría y a los horizontes que se abren paso en la vida. Pero ese contento sereno y tranquilo o sereno y apasionado, no quita un gramo también de asumir y aceptar los sinsabores que también puede traer o ha traído la vida, mi propia vida.

En el mismo sentido, creo tonto dormirme en los laureles y confesarme que ya he vivido todo lo que quería vivir. No sería verdad. Cuando se me acaben las pilas o la cuerda o lo que sea mi motor vital, pues entonces quizás crea que ya no tengo nada por hacer.

Entretanto, la vida sigue siendo una maravillosa aventura de creatividad, de aprendizaje, y de vivirse todos los días.