La familia

¿Qué es la familia?

La familia es el primer eslabón del ser humano con los mismos de su misma especie.

La familia es nuestro núcleo de sociabilidad, el primer escalón que nos enseña a convivir, a todos los seres humanos.

El hecho de cómo es nuestra familia, es evidente que nos marca, influye, condiciona, para bien o para mal.

La familia es un espacio activo de afecto, aprendizaje, convivencia y educación.

Todo esto se hace verdad cuando estamos en presencia de buenas familias.

¿Cuándo estamos en presencia de buenas familias? Cuando estamos en presencia de personas responsables, buenas, entregadas en construir una familia.

No se nos puede olvidar que las familias están constituídas por personas. Según es la forma, naturaleza, calidad, valores de las personas, así son también los valores de una familia.

Esto de las familias es igualmente válido para una sociedad, porque en realidad las familias son un calco en miniatura de las sociedades bajo cuyo manto se cobijan.

No es lo mismo las familias de Japón que las familias de Estados Unidos.

El factor cultural o social influye enormemente en la concepción, el cómo es una familia, qué valores sociales sustentan el tejido de familia.

La familia, primer campo activo de aprendizaje y educación del ser humano.

Cómo nos influye en nuestro carácter y en nuestros modos de vida, el nacer en ésta o en aquella familia.

La familia, como factor esencial del ser humano.

La familia, como institución social.

Podríamos estar hablando muchas horas sobre este interesante tema. Veríamos con esto que el concepto de familia es muy elástico, matriarcado, patriarcado, etc.

Veríamos con esto que, en el fondo, familias fuertes se corresponden a personas fuertes. Veríamos también que entornos de amor, crean también espacios, educación creada en los hijos y en las futuras generaciones, también con amor.

Veríamos también que quitaríamos muchos mitos a la familia, porque en síntesis el concepto de familia no es bueno ni malo. Depende puramente de las personas.

Es como si me preguntan si es bueno o si es malo vivir en familia. Respondo que depende. ¿Depende de qué?. Depende de las personas.

Hay familias donde las instituciones deben actuar rápidamente para quitar la tutela de los hijos a unas personas que no saben ser personas y mucho menos saben ser padres y madres y, en consecuencia, la educación que imprimen en sus hijos, es, más que una educación, un atentado a la dignidad y a la infancia.

Esto está a la orden del día y yo creo que es bueno que esté a la orden del día, es decir que el abandono de la infancia no quede impune. Creo que nuestro principal capital a defender es el capital humano y, dentro del capital humano, tenemos la obligación y la dignidad, de proteger el capital humano que representa nuestra infancia y nuestros adolescentes. Ellos son nuestra principal referencia. Deben ser.

Hablar de la familia, aún siendo un tema apasionante, podemos estar horas, horas enteras, con el mismo tema.

Desterrar mitos sobre la familia. Creo que no existe una familia tipo, un patrón único de familia. Ninguna ley impone que las familias deben vivir en pisos de 70 m2, o que los niños deben tener una edad y una altura legal. La familia goza de una gran libertad de acción, dentro de su respectiva cultura o sociedad. La familia es, como he dicho antes, una sociedad dentro de una sociedad mucho mayor. El modelo social guarda relación con el modelo de familia.

Así es. La familia, en sentido estricto, es el espacio privado que se desarrolla entre padres e hijos y miembros que viven en un mismo hogar o bajo un mismo techo. Debería ser un espacio particular, privado, y debería también tener siempre la guía de la paz, el amor mutuo, el crecimiento saludable dentro de todos los componentes de una misma familia. ¡Cuántas cosas y ninguna se cumple!.

La familia no nace con libertad. La familia, cuando nace dentro de una sociedad, sigue la misma corriente que dicta esta sociedad.

Pretender separar la familia del poder político, el poder económico, el poder social, el poder cultural, creo que es imposible, porque todo el conglomerado social aparece unido y una de sus piezas vitales es la familia, como ahora es por ejemplo la escuela u otras herramientas de socialización.

Las familias de las tribus nómadas guardan un conjunto de reglas, ajustadas a su sistema o patrón de vida.

Las familias donde son las mujeres quienes llevan las riendas del poblado, responden también a un concreto contexto cultural.

Es decir, las familias humanas son, además de un espacio vivo de intercambio afectivo y humano, un instrumento de doctrina social, que, por ejemplo, en la mayoría de las culturas, ha tenido al macho sexual como sujeto dominante, mientras las hembras han sido confinadas a responsabilidades, decisiones y trabajos menores.

Quizá no queremos darnos cuenta, pero ésta es una de las grandes revoluciones de estos dos últimos siglos, la emancipación de la mujer, a escala mundial, derribando viejos valores, machistas, instaurados desde hacía milenios, por el bruto uso de la fuerza, el sexo fuerte contra el sexo débil, una estupidez inventada por los machos de sociedades atrasadas.

Y por último, la realidad de muchas familias. La realidad que nos enfrenta al hecho de que, en todas las culturas, han existido buenas y malas familias.

Es como decir que la institución familiar, en sí, no es buena y no es mala, y que, según son sus participantes, así se demuestra ser, en la práctica.

El hecho de que el machismo haya sido el factor dominante ha favorecido que todos los padres hayan sido machistas, pero no necesariamente violentos. Solamente aquellos que eran violentos, aprovechaban ese factor de dominancia, para ejercitar su poder.

Porque básicamente en una familia tiene que existir algo fundamental, que es el amor mutuo. El amor mutuo que se sobrepone a otro tipo de juicios o criterios.

Es así que te puedes encontrar, hombres muy machistas, padres de varias hijas, y que, no obstante, adoran a sus hijas, dulcificando así esa presión social que relegaba a las mujeres a una condición inferior.

Muchas mujeres han tenido padres machistas y no han visto en ello a malos padres, sencillamente porque se sentían queridas, amadas.

No es la corrupción social la que mina las familias, sino su corrupción intrínseca, interna. Es decir, son, de nuevo, las personas que componen las familias las que dictan su día a día. Personas buenas dan familias buenas, personas malas dan familias malas. Así con los adjetivos que quieras componer.

En cualquier caso, es un tema muy amplio, también creo que muy interesante, que no se aborda con unas pocas líneas.