El valor de la amistad
¿Qué es lo que más valoro de un amigo? Me he dado cuenta que tengo una personalidad definida, una única forma de ser. No veo en mi comportamiento anomalías de esas de que te levantas un lunes de buen humor, un martes hecho una birria, un miércoles colérico.
Tengo una forma de ser, con todo el mundo. Y creo que respeto y valoro a todas las personas. Pero creo que ha sido con el tiempo o con la experiencia, que he ido aprendiendo a respetarme yo mismo. Y qué pasa. Pues que (sin perder el valor a las personas) los espacios más personales o íntimos o confidenciales, quedan más reservados para personas que vemos que son afines o que comparten parecidos gustos o inquietudes a nosotros. Por ejemplo, no se me ocurre pedir a un amigo que tenga nulo oído musical que comparta conmigo la exquisitez que yo pueda sentir con la música. No va a ser por esto menos amigo mío, pero comparto con quien yo creo que puedo compartir.
Qué valoro de un amigo. No sé, es que esto depende de la proximidad. Por ejemplo, amigos de la normalidad de amigos. No buscas que sean así o sean asá. Son como son. Y tampoco luchas para conseguir nuevos espacios de confianza. En todo caso, todo el territorio de confianza mutua ya ganado, se va consolidando. Y cosas nuevas, ya se verá.
Luego, con más proximidad, estarían los grandes amigos. Y la evolución de una amistad, normal o de grandes amigos, es única. Y yo siempre avanzo sin ocupar ni colonizar. No busco hacerme el rey de la situación ni crear dependencias ni ocupar el number one de mis amigos.
Por tanto, mis relaciones con la humanidad, digamos que tienen su punto más alto en la amistad (otra cosa es la pareja, pero a ésta habría que dedicarle otro espacio). Y digamos que, con la amistad, no soy avasallador, acaparador, mucha libertad y horizonte de libertad.
Sinceridad. No sé, más diría yo. Diría generosidad, lealtad, nobleza. Yo no voy haciendo la puñeta a nadie, pero cuando una persona entra en mi territorio de amistad, para mí es una persona intocable, una persona a cuidar muy especialmente, a no herir. Yo no pido que la gente comparta estos mismos pensamientos, pero yo me los pongo en práctica, me toquen las circunstancias que me toquen de vivir. Por supuesto estamos dando por real la sinceridad, que no es tan fácil de asumir, porque estamos tan liados con las circunstancias personales, internas y externas, que nos resulta más fácil vivir en un autoengaño que vivir con la libertad que nos es natural y nos pertenece.
Entonces, al decir qué valoro de un amigo, viene la respuesta de acuerdo a esta forma de entender la amistad.