Tiempos actuales
Yo no puedo sentirme Arquímedes de Siracusa y ponerme en su piel, porque sencillamente no soy un hombre de aquel tiempo y tampoco soy Arquímedes de Siracusa. Todo tiempo tiene sus mentalidades, sus ideas. Ahora bien, cómo son los tiempos actuales.
Son tiempos donde cualquier ser humano común y corriente puede vivirse la actualidad y también puede vivirse cualquier moda o creencia inspirada a saber si en cualquier tiempo pasado. Si algo diferencia y distingue a las sociedades actuales es su carácter heterogéneo, su multiplicidad de formas, su multitud de “facies” o rostros, su cantidad enorme de facetas y formas.
Cada vida es singular, cada vida es única. No existen dos experiencias iguales, ni siquiera en un mismo tiempo. La vida de dos egipcios contemporáneos por supuesto que se parece más que si comparamos la vida de un hombre actual y de un egipcio de la antigüedad.
Sin embargo, la vida de dos personas de entonces, comparadas entre sí, no tienen porqué ser similares. Y lo mismo podemos decir de dos vidas o dos personas contemporáneas cuyas vidas comparásemos.
Hoy tenemos un fácil y rápido acceso a mucha más información que tenían las Humanidades que nos han precedido, todas las gentes del pasado. Hoy nos atrevemos a hablar de todos ellos, como si nosotros fuéramos más inteligentes, más afortunados, más hábiles, más capaces de administrar y gestionar nuestras vidas y nuestros recursos.
Hasta hace apenas cuatro años, nada paraba ese imparable orgullo del hombre mundial, pues no podemos decir que fuera una enfermedad de orgullo del hombre blanco sino que estaba extendida por todas partes, por todo el orbe, también en los aparatitos made in china que copian tecnología. O made in korea. El poder de la Gran Asia Oculta.
Bueno, el caso es que hasta hace cuatro años, con el grito desesperado de una crisis bancaria que ha llegado al corazón de la Gran Manzana, éramos imparables. Nuestros horizontes no tenían límite.
Hace apenas nada, horizontes ilimitados, la Humanidad sin fronteras, siglo veintiuno. Ahora es el gran contraste. Llegó la crisis y ahora existe una sequía económica y también una gran sequía de ideas y de voluntad y de capacidad de liderazgo y de emprendimiento de nuevas soluciones, prácticas, útiles, eficaces.
Y en este contexto, podemos decir que si algo positivo ha tenido esta crisis es el abrir o despertar el sentido de la autocrítica, del vale, no somos tan listos como creíamos, ni tan hábiles como pensábamos, ni debiéramos seguir pensando con tanta vanidad y arrogancia como sostenían nuestros cerebros.
Algo dentro de nosotros pide hacernos más reales, sencillos, naturales. Esto es algo bueno que ha traído esta crisis económica.