Cambios positivos

Este nuevo año que estamos comenzando, viene tranquilo. E igual también este 2014 que acaba de finalizar. Son años tranquilos, dentro de lo típico y cotidiano de las normalidades, las incidencias típicas, pero digamos que el día a día se lleva con un ritmo renovado, que toma fuerzas cada noche y que, después del descanso del sueño, vive un nuevo día, con idénticas ganas, sin tampoco atender a si vives grandes o medianas o pequeñas aventuras, porque todo día viene con su correspondiente aprendizaje y aventura.

El 2014 ha sido un año tranquilo y bueno. Todos los días tienen su porqué y su historia correspondiente, pero el balance global es positivo. Los años continúan unos a otros. El cómo nos montamos la vida, es una cuestión de poder y de querer. Y cuando coinciden ambos, el poder y el querer, entonces se producen cambios positivos que hacen que las cosas que nos vivimos tomen un nuevo color o un nuevo sabor o nuevas sensaciones, como si la misma vida fuera más intensa, más primaveral, más luminosa.

Yo no creo en los manuales de instrucciones globales. Aquí, cada coche de fábrica, se la tiene que arreglar, de acuerdo con sus cables y con su propia electricidad, a hacerse su propio camino, sin piezas de repuesto de otros coches. Es un vivirnos a nosotros mismos, de acuerdo a lo que somos y también a todo el desconocido que somos y que no sabemos que somos y que es la propia vida quien nos va poniendo a prueba directa, con los propios sucesos a vivirnos.

Creo por tanto que hablar de la vida, en singular, es individualizar. Es hablar de nosotros mismos, sin que hayamos de ser modelo de nada o modelo para nadie.

Por ejemplo, quizás en los últimos años, yo estoy desarrollando una faceta más minimalista de la vida. Es normal. He adaptado mis biorritmos personales a unos horarios, escuchar un despertador, dedicar unas horas a esto y otras horas aquello, ver la cantidad de fuerzas que esto te pide, en tu día a día, ver tu estado de salud y también si tu mente se encuentra a gusto o si lleva la vida como algo indeseable.

Y esas cosas pues tienen solamente lógica cuando es así lo mejor. Lógicamente, si llegas a una nueva ciudad y a un nuevo trabajo, conviene que te adaptes pronto a tus nuevos horarios, funciones, tareas, consiguiendo una buena adaptación global, que será en definitiva quien te permitirá levantarte con ganas todas las mañanas o levantarte profundamente desganado, apático.

Adaptarse, sigue siendo la Gran Aventura de la Vida.