Crear ya es éxito
El mundo actual presenta múltiples caminos, muchos de ellos novedosos y tan válidos, útiles y eficaces como lo puedan ser los caminos tradicionales. En ocasiones, somos nosotros mismos quienes cerramos el horizonte a ver nuevos caminos, principalmente por estar desacostumbrados a conocer el funcionamiento interno de esos espacios sociales.
Un ejemplo concreto. Una persona amante de las letras. Hace apenas 100 años, su actividad podía reducirse a escribir libros o teatro. Hoy, el espacio vital vinculado con las letras es mucho más amplio que podía ser hace 100 años. Hoy encontramos letras en un anuncio, en un video, en las páginas impresas o digitales de un periódico o revista, en guiones de tv o de cine.
En un sinfín de productos comerciales que hacen de las letras su principal –y en ocasiones la única- herramienta de transmisión entre una firma de comunicación y un conjunto de lectores o radioyentes o espectadores.
De qué ciencia o secreto depende el éxito. Depende en gran medida de contactar y tener relación con personas que están introducidas en el espacio comercial y creativo que trabajamos. Qué quiero decir. Soy un pintor sin contactos, mi obra se vende a precios millonarios, 50 años después de mi muerte.
Al contrario, soy el hijo de un amigo íntimo de Pablo Picasso, conozco el mercado de cuadros, soy un pintor mediocre pero he triunfado porque he tenido buenos maestros que me han ido abriendo las puertas. En este mundo no se triunfa así de decir tú solo. Eso existe en ejemplos contados. En la mayoría de los casos, son otras personas quienes nos abren la puerta. Y entonces ya sí podemos hablar que somos nosotros mismos, nuestra capacidad y nuestro potencial quien puede agrandar o estrechar ese espacio que ya tenemos abierto.
El mercado editorial o de libros, supuestamente es un mercado abierto para muchos autores. Pero no es lo mismo cuando hablamos de productoras que trabajan para televisión, cine, radio. Trabajan con familiares y amigos, principalmente. Son un núcleo cerrado.
Una élite cultural, cerrada, que no deja espacios nuevos. Sí tiene una relativa apertura, pero digamos que todos los trabajos importantes son realizados por un club de privilegiados.
La SGAE, Sociedad General de Autores de España, es una entidad privada pero que ha funcionado con la connivencia pública, como una especie de gran controlador de la actividad cultural y creativa del país. En la práctica, hemos asistido a graves escándalos en la SGAE, además de asistir a una cultura subordinada a los intereses políticos del poder de turno o del poder de las regiones o comunidades autonómicas. Algo realmente bochornoso, de ver financiación pública a manos llenas para proyectos privados sin apenas repercusión comercial, sin apenas aceptación de público.
Profesionales de la palabra. Profesionales de las letras. Profesionales de la creatividad. Un amplio campo de profesionales, desde guionistas, locutores, cámaras, técnicos, productores, vestuario, atrezzo, música, etcétera.
Un guión de una serie de televisión. Detrás de un proyecto o empresa de estas características, existe un gran equipo de más de 200 personas. Se contrata todo, hasta la música. Toda esa gente vive del mismo producto y la productora trabaja usualmente con la misma gente.
Llegamos así a los doblajes. Una película americana. El mismo Bruce Willis, la misma voz, para todas las películas. Y además trabaja en seis o siete proyectos más. Y tenemos a un profesional de la comunicación que trabaja 14 horas diarias mientras otros grandes profesionales trabajan 0 horas diarias. Y a esto se le llama distribuir igualitariamente la riqueza y las oportunidades de un país.
En la actualidad, vivimos en un mundo en el cual se ha producido un gran incremento del tiempo y del dinero que dedicamos a la comunicación, a recibir comunicación. El cine, la televisión, los periódicos y revistas, los medios digitales, en menor medida la radio y los libros. Y la publicidad, el octavo o el noveno arte. La publicidad en esos medios de comunicación que acabo de señalar.
Y todo corresponde al horizonte que presentan las letras, la capacidad y el talento y el ingenio que cada persona posee para trabajar con las letras.
Necesitamos un primer éxito que defina también un primer horizonte, una primera dirección. Llámese libro, bien, entonces necesita vender por encima de 10.000 unidades. Llámese escribir un guión cinematográfico, entonces se llamaría unos ingresos de cuando menos 30.000 dólares. Estas cantidades económicas son las que podemos llamar “pequeños golpes” que alegran y animan continuar por el mismo camino.
Adquirir éxito en una actividad creativa o cuando menos un éxito relativo que permite vivir de esa actividad, que esa acción relacionada con el arte, en cualquier manifestación del arte, sea nuestro medio de vida o nuestro recurso de subsistencia.
¿Esto es fácil?¿esto es difícil? Para algunas personas es imposible. Para otras, es posible cuando encuentran su tiempo. Para otras es muy difícil, para algunas es muy fácil.
Creo que crear ya es éxito.