El barco sobre las olas

Viajar entre la seguridad y la inseguridad es casi un rasgo connatural de la vida, es como una lucecita que parpadea a izquierda y a derecha, como un péndulo. 

Pero hay que buscar que las oscilaciones a izquierda y a derecha sean un balanceo que nos acomode, que nos guste, que vaya con nosotros, es decir, que nuestras inseguridades no nos puedan, no sean más que nosotros, dejemos balancearnos, pero el barco siempre sobre las olas. En su viaje nos lleva siempre al punto de partida: que nosotros mismos, con aquello que pensamos las 24 horas del día, con aquello que sentimos, pensar y sentir, estamos haciendo nuestro mundo personal. 

Vamos a comenzar a ver y dibujar y perfilar el mundo, en vez de desde fuera hacia adentro, desde adentro de nosotros. Lo que pensamos, lo que sentimos, influye en nuestro día a día, si estamos abriéndonos viaje o si estamos boicoteándonos en nuestras decisiones.

El día a día humano es muy complejo, porque nosotros nos hemos hecho muy complejos, nos hemos extraviado enormemente de lo que es la vida natural de los animales del campo, que viven con un 0,00000000001 por ciento de nuestras preocupaciones e inquietudes.

Nosotros somos, además, criaturas que nos pasamos la vida compitiendo entre nosotros. 

La primera cuestión es mantener una disciplina de energía, de ser, de conciencia, no perder la conciencia en el verdadero y engañoso vivir del día a día. Ésta es la primera cuestión. 

Lo que importa es el estado y actualidad de nuestra conciencia, nuestro ser, de dónde se nutre. Importa nuestra capacidad de ser más, de superar esas contingencias del día a día. 

Entonces todo es simple, porque entonces un día se convierte en un tiempo radicalmente nuevo, maravilloso, lleno de sorpresas. Nosotros estamos fabricando el día a día, desde el interno ser de nosotros mismos.