Cosas de siempre
Existen personas y oficios que nunca desaparecen de la viva memoria de los pueblos, por ejemplo, las mujeres lavando en la Juan Jordana, con un manto de sábanas blancas sobre los zarzales.
O los buenos chorros de agua cayendo por la Fuente de la Higuera, el Cañico y la Plaza, cuando el agua era abundante y no faltaba.
O los tiempos en que la Fuente de las Perdices servía de romería.
O la turuta del hermano Chorriles que nos inforaba de qué se vendía en el mercadillo de la plaza o qué era lo que nos hacía saber el señor alcalde.
Son cosas que permanecen como la buena vecindad, el valor incalculable de la bondad y las verdades que no necesitan gritar para vivir su realidad.
Son cosas de ayer, pero también de hoy, de mañana y de siempre.