Cosas de críos

Niños de ayer, hoy, siempre. Niños que se quedan solos porque sus padres trabajan y no existe televisión, pero existe un libro con ilustraciones para hacerse un viaje o existe una caja con cincuenta muñecos de plástico que permiten darse una batida de ejército y conquistarse unos territorios.

Era mi ejemplo, en las largas tardes de sol, en un patio enorme, con posibilidad de escaparme a otra terraza más enorme y donde aquello podía ser un continente y los cincuenta indios no eran suficientes para darles reinos y principados y tú quédate y me cuidas esto que seguimos mirando nuevas tierras.

Cosas de críos que leen libros de aventuras, julio verne, Emilio salgari, sir Walter Scott y que sueñan en la enciclopedia de los ríos o en las fotos de la Enciclopedia Alvarez.

Esto es Bilbao, esto es Santander, aquí esta esto y allí aquello y en Fontibre nace un río importante. Y otro en Lagunas de Ruidera. Y sabías aquello porque te lo había dicho un libro. Para esos niños, hoy, de regalo, un globo terráqueo para que conozcamos mejor el mundo.

Y lo vivamos en paz, alegrándonos de estar aquí y vivir lo que nos estamos viviendo.
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