Una apuesta por la vida

En Salamanca, Hospital General de la Santísima Trinidad, 2ª planta, Pabellón San Nicolás, habitación 218.

Creo que nadie vamos al hospital con el objeto de hacer amigos y ampliar nuestro círculo social. Los hospitales no son tabernas donde levantar con alegría unas jarras de cerveza, al mismo tiempo que gritamos felizmente con ese brindis que celebra un grato suceso. Los habitantes de hospital son o somos otra cosa.

Este navegante fue ingresado en el hospital el pasado 22 de diciembre, 8 de la mañana. Venía con un tumor adherido a su brazo izquierdo de más de 1 kilogramo de peso, de feo y siniestro aspecto, que me había dejado la hemoglobina por los suelos, las fuerzas desaparecidas y el último recurso de una gran amputación, que se practicaría, por encima del codo, el viernes 23 de diciembre, mediodía.

Hace unos días, el 23 de diciembre, me dejé el brazo izquierdo en un quirófano de Salamanca. Esto fue un viernes, al mediodía, en el Hospital General de la Santísima Trinidad. Una opción por la vida, dos cartas. Si quieres seguir viviendo, debes perder un brazo con un tumor apegado a tu carne, tejidos blandos. Su nombre es fibrohistiocitoma maligno y se dice que es muy agresivo. Te ha tocado la lotería aprender a vivir con un solo brazo. Esta es mi historia.