Aterrizando

Estoy todavía aterrizando, apenas a una semana de haber salido del hospital, dando mis primeros pasos por esta nueva etapa de vida. He superado una formidable batalla y me estoy reencontrando por esta nueva etapa de vida.

La batalla ha sido angustiosa e interminable, con un peligroso asesino que estaba escrito en mi ADN, en mis células. Igual que sucede a los investigadores, los médicos y los afectados, también para mí el cáncer es incomprensible y por ahora indescifrable.

Todas las pruebas diagnósticas que se han realizado durante mi ingreso hospitalario informan que el cáncer ha desaparecido de mi cuerpo.

Lo dice la gammografía, en relación a mis huesos. Lo dice el TAC con contraste, de tórax y abdomen. Lo dicen las cuatro biopsias tomadas las 2 veces que he estado en quirófano. No puedo sino celebrar la feliz noticia, sabiendo que el fibrohistiocitoma maligno se lleva casi al 50 por ciento de las personas que escoge.

Esto es la parte buena.

Y la parte menos buena, el pagar tan elevado precio, ser amputado por encima del codo y dejarme como una venus griega mutilada, una venus de milo.

En lo sustancial, la vida que me permite escribir estas líneas, estoy vivo y libre de esa infame enfermedad. Una enfermedad que ataca de forma tan incomprensible y tan extendida y con diferentes personajes para una misma obra de teatro.

¡Estoy vivo! Fueron mis primeras palabras, al despertar en la Unidad de Cuidados Intensivos. Algo es algo.

Salir del hospital es todo un triunfo, no importa cómo sales, si más débil o más fuerte. A continuación viene una gran aventura, que sigue todos los días.

Es una aventura de psicología, de destreza, de aprender nuevas habilidades, de encajar bien los golpes, de encontrar tu nuevo centro de gravedad y tus nuevos puntos de equilibrio. Ya digo, toda una gran aventura. Por puro afán de supervivencia, internamente se toma una visión positiva e incluso optimista con la que hacer frente al profundo shock o trauma emocional que significa la prueba o experiencia.

Por tanto, dentro de lo razonable, podemos decir que me encuentro bien. Igualmente, podemos también decir que dentro de lo razonable, exprimo el jugo o la esencia de las posibles cosas buenas que esta nueva situación trae consigo.

Es todo un giro de vida, de 180 grados, que pide saber adaptarse a las nuevas circunstancias, luchando a favor del viento.

Espero manejarme mejor cada día y superar del todo las inseguridades de los inicios, pero este aterrizaje, sin ser sobresaliente, ha sido un aprobado alto, casi de notable.