Referencias de superación
Tengo una lista larga de agradecimientos que no puedo escribir en un solo día.
En los últimos dos meses, no sé muy bien cómo, he hecho una barbaridad de nuevos y buenos amigos.
Muchas de estas personas han sido una referencia para superarme y afrontar mejor la salida de un hospital. Hoy me gustaría dar las gracias a todos, en el extenso de la mucha humanidad que sigo viendo por este mundo. Historias reales de personas auténticas.
Cuando toca vivirnos trances extraordinarios, que comprometen la vida, surge una óptica más receptiva, quizás más sensible, que nos aproxima a quienes tenemos a nuestro lado.
Puede ser la simpatía por otro cuerpo que camina, arrastrando un gotero, por el pasillo de un hospital, con el último grito en camisones, pijamas y zapatillas de abuelo. Un amigo que moviliza el cuerpo dolorido para irse pronto a casa.
Un día como otro cualquiera de mis navidades de hospital, por el pasillo me seguía un gotero y un hombre. Velocidad de fórmula 1, el Fernando Alonso frente a larguísimos pasillos.
Cuando el hombre, su bata azul y su gotero, se pusieron a mi altura, comenté la mucha fuerza que veía en mi compañero de pasillo. Tengo en casa a mi mujer con alzheimer y no puedo quedarme aquí muchos días, fue la respuesta.
Sobrecoge el instinto de superación de un abuelo que pasea su gotero, la proximidad de una enfermera que te ofrece unas palabras amables, la rapidez de un celador en llevarte al quirófano o el limbo de las Unidades de Cuidados Intensivos.
El post de hoy, dedicado a las personas valientes, sinceras, nobles y buenas. Todas estas personas que nos enseñan, con sus pequeños gestos y detalles diarios, la realidad de conceptos básicos de la vida. Sentido común, fortaleza, autosuperación, resiliencia, valores humanos.
Maestros del porvenir, os doy las gracias. Nos seguimos viendo.