Tranquilidad

La apacible y tranquila vida que cantaba Fray Luis de León en su poema, qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido. Sí, ciertamente, es verdad.

Así quiero vivir yo, la activa y descansada vida, la del que huyo del mundanal ruido, eso es, huyo del ruido para sentir el silencio y la música, huyo del ruido para encontrarme con los auténticos y verdaderos sonidos de la vida.

Creo que lo estoy consiguiendo y creo que lo voy a conseguir. Solamente tengo que seguir siendo quien ya soy, hacer más de lo mismo que ya hago, progresivamente iré encontrando más real esta descansada y activa vida del que encuentra los verdaderos sonidos, sin huir de nada, ni siquiera del mundanal ruido.

Para llegar a estos primeros pasos de este primordial objetivo, he tenido que cambiar, es verdad, hacer cambios para vivir la paz y la tranquilidad que anhelaba.

Vivir con tranquilidad es un derecho fundamental, pero digamos esto a quien vive situaciones de éstas que ahora se llaman de alto riesgo.

Qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido, cantaba Fray Luis de León, sabio y maestro.

Pues sí, don Luis, tenía usted razón. Es verdad, don Luis. Usted, como tantos sabios, son o sois personas que guardáis la sabiduría en vuestras acciones.

Personas que me recuerdan a aquellas gentes de la Antigüedad que sabían nacer, vivir y morir con la dignidad de las grandes almas que nunca llegan a morirse del todo, que perduran en la memoria de todos, da igual si fueron anónimas o si fueron conocidas y sus palabras o sus acciones llegaron hasta nosotros.

Gentes de la antigüedad como Arquímedes, Galileo, Kepler, Solón, Heródoto, Virgilio, Sócrates, Diógenes, Ramón Llull, Shasday Shaprut, Metodio y su hermano, Ptolomeo de Alejandría, Leonardo Da Vinci, tantos y tantos otros.

La pacífica y tranquila vida de quien ha sabido retirarse del mundanal ruido. Lo tomo más por la lectura de evitar que el ruido tome presencia en tu mente.

Quiero decir, puedes vivir rodeado de todo tipo de lujos, sin por esto haber caído en la mundanidad de ese ruido. Eres tú mismo quien gobierna tu mente. Pero importa cuáles son tus definiciones mentales, quiero decir las auténticas, no puramente la imagen social que quieres proyectar, sino quien eres frente a ti mismo.

Creo que te vives una vida tranquila si antes tienes tranquilidad en tu cabeza, en tu cerebro. Si tienes una mente tranquila, tienes una vida tranquila.

A veces podemos pensar que es la vida, con su intranquilidad habitual, quien nos inquieta e intranquiliza la mente, pero en realidad es un proceso de ida y de vuelta, donde la mente hace las circunstancias y donde también las circunstancias hacen a la mente.

Por tanto, regresando a qué quiso decir fray Luis de León, al escribir qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido, cada lector puede hacerse su propia lectura. Libre de ambiciones, libre de temores, libre de miedos.

Pero también desde el lado físico, de huir del ruido real, de saber que la vida descansada y relajada solamente puede encontrarse fuera del ruido y que, de éste, por molesto e insidioso, solamente se puede huir como si huyéramos del borracho tedioso que se nos pega en una noche de copas y no nos suelta ni a la de tres, hasta que le damos esquinazo.

Parece también que los sabios son gente mayor, de los que les quedan cuatro días y medio para estirar la pata. Pero yo no creo esto. Sabio puede ser una persona muy activa, joven. No es una cuestión de razas, edades o sexos. Es algo más único, individual.

Vivir tranquilo. Qué es para mí el vivir tranquilo. El ganar con honradez el medio de vida. El vivir en sociedad. El tener además una vida privada coherente con eso mismo que piensas y sientes.

Vives la vida, normal, tranquilo, pacífico, esto es vivir con tranquilidad para mí. No es por supuesto la tranquilidad obesa del que vive de sacar brillo a las medallas, sino la otra tranquilidad de mínimos, de que la vida tranquila es el primer y básico espacio desde donde proyectamos el desarrollo personal.

Y que por ser el primer espacio, el de la tranquilidad, su objetivo o consecución es también básico, como primer paso para un desarrollo personal en libertad.

Y sí, deseo una vida tranquila. Ya tengo una vida tranquila, pero la quiero aún más tranquila. Y no por ganar tranquilidad significa que me hago la momia. Para mí, la tranquilidad es otra cosa diferente a hacerse la momia en el interior de una pirámide.

Considero la tranquilidad como una de las cosas básicas que la vida necesita. Relajación, tranquilidad, paz, libertad, amor, son las cinco cosas que la vida necesita para sentirse plena, en plenitud.

Tranquilidad es, por tanto, ganar de nuevos espacios de libertad personal. Porque llega un instante donde tienes un único compromiso, que es contigo mismo. Y al darte cuenta de esto tan primordial, te das cuenta que has ganado en tranquilidad, que es una tranquilidad activa que puedes dedicar, orientar, ocupar, a aquello que a ti pueda darte la gana. Eres libre. Y seguirás siendo libre. La libertad es una de tus señas de identidad.