De la vida se aprende
Creo que cada día de la vida, me enseña algo nuevo; algo importante; dentro de la relativa importancia que pueda tener la individual vida de un hombre.
Mi vida si doy traspiés, vuelo o patino, no le importa al groenlandés, el malayo o el filipino; pero debe importarme a mí. Suena a aquella cita de Hesse que decía (recordaré): yo no soy responsable de lo que otros hagan con sus vidas, pero sí soy responsable de lo que hago con mi propia vida.
Todo y todos me enseñan; el sol me enseña; las nubes; el viento; los pájaros; las víboras y culebras que asoman por los caminos; los perros callejeros; el juego de luces y de formas y colores; la explosión vital de todas las primaveras; creo que el mundo es una rica y amplia escuela, el mundo en general, allí donde pongamos la mirada, quizás todo tiene una mecánica mucho más fácil que la que imaginamos a diario.
Creo que la vida es un continuo aprendizaje según vamos viviendo; vivimos, experimentamos, conocemos; nada es como era hace cinco minutos; todo es movimiento, como decía el griego Parménides.