Crisis personales

¿Es bueno o es malo que aparezca una crisis?

La crisis aparece en el último momento, pero cuando surge una crisis es porque se ha estado incubando durante equis tiempo. 

Las crisis pueden surgir por razones externas, por razones internas, o por ambas.

Razones internas, el conocernos a nosotros mismos, el ser cada día un poco más amigos de nuestras humildes y mortales personas. El encontrarnos el punto de no lanzarnos mensajes negativos. Es todo un arte el conocerse a sí mismo, el autoconocimiento. Unas personas lo necesitan más, otras lo necesitan menos. Va en función de las circunstancias externas que rodean a la persona y en función también de la personalidad o naturaleza de cada cual. 

El camino de una persona no tiene porqué ser el camino de otra. Pienso que cada persona tiene su propio camino, suyo, propio. Que lo que sirve a alguien no tiene porqué servir a otro alguien, sino que cada persona tiene que descubrir su propio ámbito de necesidades y de soluciones.

Las crisis pueden aparecer por razones externas (una guerra, una catástrofe, fallecimientos de familiares, etc), por razones externas/internas (un divorcio, etc) o por razones puramente internas (la calidad o vibración de nuestros pensamientos y de nuestras emociones). 

El tema está el encontrar el origen a la crisis. Una crisis puede llevar tiempo resolverla, pero esto no significa que no se pueda resolver en poco tiempo. Muchas veces es nuestra lucidez en el cómo acometemos la crisis, qué percepción tenemos durante ese instante de cambio y vulnerabilidad que nos ofrece una crisis personal. 

Yo digo que las crisis aparecen y muchas veces nosotros mismos no hacemos nada, o creemos hacer nada para que aparezcan. ¿A quién le gusta una crisis?  Y sin embargo, las crisis acuden, como acude la enfermedad al cuerpo que poco a poco va enfermando. 

¿Cómo se hace frente a una crisis? Cada persona tiene su sistema. Sin embargo, todas las crisis se sobrellevan mejor si contamos con los siguientes elementos:

Nuestra cabeza, en orden. No dejarnos bloquear por la crisis. La crisis disuelve, desorganiza. Pero la mente no puede caer en ese caos. 

En toda crisis es necesario mantener la entereza de ánimo. Unas veces habrá que luchar y otras habrá que resistir. Y en todo caso conviene estar relajado, porque de la relajación y la tranquilidad sobreviene la fuerza, la fuerza en todos los sentidos para impulsar las soluciones. 

En algún sentido, toda crisis individual es la crisis de todos. Y muchísimas personas vivimos la vida como una crisis. El tema es encontrar alegría, paz, libertad, en esas crisis. Pero vaya, yo digo que es mejor cuanto antes salir fortalecidos de una crisis. 

Expresarse puede ser otra forma de salir cuanto antes.

Hay personas que quieren tener fuerza y no la tienen. Quieren ser pero no son. No sienten. No transmiten emociones porque no sienten nada cuando se están comunicando. Por el contrario, otras personas sí tienen un lenguaje directo, el que llega al núcleo del ser. Y te dicen algo y a la primera te viene el entendimiento. Igual te viene con una sensación, con un pensamiento, con una percepción. 

¿Qué ha sucedido?. Bueno, nosotros somos lo que somos, un cuerpo orgánico de carne y huesos y etc. Pero somos también una microcentral eléctrica que tenemos una riqueza excepcional en cómo trabajar la materia gris de nuestro cerebro. 

Esto quiere decir que existe una psicoenergía que no es medible pero que sí es perceptible. Cuando estás alegre tienes un funcionamiento psicoenergético de mejor rendimiento que cuando estás triste. Qué ha sucedido. Nada del otro mundo, simplemente que la vibración del cerebro, la vibración de pensamientos y emociones es otra, es distinta. 

El caso es que a tiempos difíciles es fácil que nuestra mente se disperse, se agote, se debilite. Para esto es conveniente hacer ejercicios de tenerla a punto todos los días. 

Saber hasta qué punto la tristeza que viaja con nosotros es propiamente nuestra o es un producto del entorno. No estamos tan aislados como podemos pensar. Todo nos influye, hasta lo que piensan y sienten las personas de nuestro alrededor.

Digo, de resumen, que una crisis no es un problema. Pero hay que saber  y poder resolverla. Convirtamos las crisis en algo bueno, algo de cuya solución la vida gana en calidad de vida.