Un camino de ir haciendo

Hay cosas que esperan su momento de salida, e inician ese momento cuando yo comienzo seriamente a dar los pasos necesarios e inicio un camino de ir haciendo. Incluso ir haciendo en mitad de circunstancias que no son las mejores pero que consiguen templarme y probarme las ganas o la desgana que tengo por llevar todo esto adelante, que es en definitiva el todo esto que llevo dentro de mí, que es el expresarme, la autoexpresión, qué música o músicas llevo dentro, qué palabras llevo dentro, qué historias llevo dentro de mí.

Que viene a ser lo mismo que apostar por mi capacidad y capacidades de hacer algo que entrego al mundo y que tiene un valor, traducible en gusta o no gusta lo que yo hago, es aceptado o no es aceptado por el público.

Pero antes de un público, aceptarme yo es básico, es lo básico; y aceptarme significa también aceptarme en estas capacidades de organizar, crear, poner en marcha emprendimientos o nuevas iniciativas.

No me gusta estar en estas cosas por capricho o tontería; cuando me pongo a hacerlas, creo que las hago de verdad. Y bueno, ahora estoy en un nuevo momento donde veo mucha fuerza que, vaya, veo con toda claridad que sale afuera, va saliendo afuera.

Resistirme a ella es tonto, es mi propia fuerza interior la que está expresándose, por tanto la dejo que salga afuera y se exprese y viva.

Podemos así decir que es esta fuerza interior, llamémosle fuerza interior de vivir más que fuerza interior artística, la que me anima en estos nuevos planes de vida que estoy creando, en estas nuevas bases que estoy cimentando.

De qué va este plan. Yo lo veo de una forma muy sencilla porque lo veo como el geólogo que llevo estudiando un volcán día a día, sé prácticamente el día y el minuto y la hora que va a entrar en erupción. Por tanto, me resulta normal verlo en erupción, máxime cuando lo he visto otras muchas veces, lejanas y próximas, alejadas y recientes.

Para mí, el plan que estoy creando, se diferencia de cualquier plan anterior en que ahora no necesito convencer a nadie, ni demostrar la infabilidad del plan, ni su viabilidad, ni nada de nada. Ni siquiera tengo que decir si es gigante, grande, pequeño, diminuto, minúsculo.

Soy libre, en el sentido integral de la palabra. Hago este nuevo plan de vida sin coacción de ninguna clase. Lo hago como un sentimiento genuino, auténtico, nacido dentro de mí.

Me siento pues, más libre. Y esto que nace, nace desde la libertad, la convicción interna, la autoexpresión feliz que toma partida desde dentro de uno mismo, en el corazón.

Yo no soy Arquímedes, ni Galileo, ni Ptolomeo, ni Aristóteles, pero caramba, soy lo bastante inteligente para admitir que pueden existir y existen personas más inteligentes que yo.

¿Qué paisaje ofrece este nuevo camino de vida?

Es un camino que se presenta a sí mismo desde la acción, desde los hechos ya visibles de la realidad.

El camino me dice en cada encrucijada: cree en ti mismo, porque es una buena cosa que creas en ti mismo. Eres un hombre con recursos, salidas, inteligencia, cree en ti mismo. Y esto es lo que hago, creo en mí, creo en lo que estoy haciendo.

Qué paisaje tiene lo que hoy estoy creando. Yo lo veo un paisaje íntimo, personal. Lo veo un taller de vida personal. Digámoslo así, supongamos que en mi casa tengo tres habitaciones en las cuales, en una de ellas hago música, en otra hago literatura y en otra me relaciono con otras personas. Y el resto de la casa, la uso para vivir. Y tengo una vida, tanto dentro de mi casa como fuera de ella, porque es evidente que el mundo es mucho más grande que los contornos y paredes de mi casa.

No voy a por un premio Nobel, no voy a que me doctoren en distintas universidades por mis cualidades demostradas en uno o en más campos científicos o artísticos.

Demostradas todas esas cosas, quizás habiendo alcanzado la fama que cada uno queremos tener, queda lo importante, lo valioso de verdad, lo auténtico, lo que es auténtica realidad visible.

Ya no haces las cosas para agradar a nadie, sino porque te gusta, quieres hacerlas, desde tu profundo y auténtico sentido interior de vivir, de hacer, de compartir en la vida.

Por tanto, en resumen, el paisaje de lo que estoy creando es un paisaje sin adornos, natural como la luz del día. Algo así es el paisaje de lo que está naciendo y que quiero impulsar como proyecto personal de vida.
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