De lo pequeño a lo grande

La vida es un sonido de gaviota a punto de emprender el vuelo. 
Una risa, un amor en la azotea, con el alba dibujándose en el fondo.
Y, en el intermedio, en los escasos instantes de recreo, una paloma solitaria picotea en la ventana, de espaldas al sol, sintiendo nuestras risas.

Que los llantos, los pequeños llantos de los hombres, fallezcan en la hoguera.
Que las risas, las pequeñas risas de los hombres, se agranden hasta el infinito y hagan renacer el nuevo día. 

El amor son dos flores, desiguales, diferentes, distintas, que saben hacer crecer una espiga en torno suyo.
El amor es un calzo en una mesa cuando ésta cojea, una sonrisa a tiempo y a destiempo.
El amor es la bravura de los viejos guerreros conducida mansamente como a un cordero.

Amoroso es aquél capacitado para amar. 
Amarás en otro lo que amas en ti.

Si quieres amar sin causar daño, primero ámate, después ama. 
Vivir el amor es vivir la desnudez de ti.

Nada encontrarás tan poderoso y tan peligroso (para aquellos que desconocen el poder de su corazón). Éstos son como niños que aman con espada de fuego y los cortes de las heridas las abren, las entrañas, sin entender porqués; si juegan con el amor, éste les rasga la carne.

Sólo los valientes, nunca temerarios… sólo los pacientes, sólo los atentos, sólo los constantes, sólo los ordenados, sólo los humildes, sólo los limpios, sólo quien de lo pequeño a lo grande puede comprender y vivir el amor sin destruir ni destruirse.

El amor de los que aman no puede confiarse a cualquiera; es tan tímido como un pajarillo, o un racimo de viento, o un puñado de niebla en la montaña, que un solo mal puede hacerlo desaparecer.
El amor va y viene pero sólo se queda en el corazón del que aprende la razón del verdadero amor.

Al inicio de la travesía dije:
Mi amor es tan pequeño que no puedo confiarlo a nadie.
Después: 
Mi amor es tan grande que no quiero confiarlo a nadie.
Ahora digo:
Sólo lo pequeño hace lo grande, al compartirlo. Nada será grande sin contar con lo pequeño.