Escribir bien

Empiezo por el lenguaje de la prensa. Lenguaje de un medio de comunicación. E incluso lenguaje editorial. Este lenguaje dice hablar sobre la realidad, pero realmente reinventa la realidad. Un ejemplo, escribir sobre rutas y viajes. Es el mundo personal de las palabras y de las fotografías del articulista quien dibuja un perfil, real o irreal, del lugar en cuestión.

Según para quién se trabaja, según el color del mercenario, así es el color de las letras de prensa. Trabaja para una revista, tiene que destacar encantos desconocidos del lugar a ver y visitar, pero el problema es cuando el lector no ve nada de lo que sí ha visto el articulista. La realidad de lo visible es, en ocasiones, superada por la realidad reinventada.

Un ejemplo, un automóvil en la realidad nunca es tan fabuloso como sí lo es en su presentación publicitaria. Otro ejemplo, nunca personajes como Robin de los Bosques fueron tan heroicos como sí supo dibujarlos el talento creativo de Walter Scott. O muchos de los grandes hombres de la antigüedad no serían nadie sin esas preclaras inteligencias que escribieron sus hazañas.

Escribir como los ángeles es leer una carta de Galileo. El lenguaje que usa. O la correspondencia personal de Luis Vives. Eso es un goce absoluto para los sentidos.

Escribir bien. Puede ser un graffitti. El novio a la novia que ella le ha puesto los cuernos, él compra un bote de spray negro y le pinta en la pared blanca, de cal: K TE APROBECHE

Y lo mejor, al día siguiente, la novia, respondiendo en la misma pared, esta vez con tizón negro: ¡Y TÚ QUE LO BEAS!

Y al tercer día, el amante, escribe debajo: ¡NINGUNO SAVÉIS ESCRIVIR!

Erratas así de gordas y de grandes (y más) son diarias en los muros de Internet, incluso en los mejores “expertos” de la escritura.

Regresando a la cuestión, quitándole la broma, una persona escribe bien cuando existe detrás un carácter. Sin carácter no es posible escribir bien, lamentablemente. Se puede escribir un informe sin alma, un documento sin alma, todo sin alma. Pero la creatividad en el lenguaje escrito nace de la naturaleza de cada cual y es con esta naturaleza como cada persona tiene un estilo (o más) de escribir.

Puedo tener mucho vocabulario, pero sigo sin decir nada.

Puedo hacer unos pensamientos de figurín, pero en mi contenido quería decir patata y acabo diciendo tomate.

Si quieres tener fuerza en lo que escribes, has de tener fe en lo que escribes. Según es tu fe, tu coherencia entre lo que piensas y sientes y lo que dices, así es la fuerza de tu transmisión, da igual que uses un vocabulario más o menos amplio o frases más o menos largas.

Es usar un lenguaje sencillo, accesible, directo, veraz. Y coherente con lo que la persona que escribe está pensando y sintiendo.

Es usar también un lenguaje dentro de un contexto. Esto también puede ser un contexto personal. Con cada persona usamos unas palabras diferentes. Esto es también personalizar el lenguaje escrito.

Pero, en todo caso, el lenguaje escrito es mucho más que puramente las cosas que escribimos al cabo de un día. Es también un lenguaje indicativo de nuestros pensamientos, es decir, que no estamos activando nuestra capacidad como escritoras-es sino que estamos activando nuestra inteligencia, en sentido básico. Si escribimos bien, en algún sentido nuestra inteligencia obtiene una utilidad.

Escribir párrafos cortos porque son más legibles que los párrafos largos, no sé, no estoy siempre de acuerdo con esto. O el hecho de escribir lo importante al principio y lo secundario después, siguiendo la costumbre de la prensa, que cuando meten la tijera, cortan lo último. Sin embargo, en un libro no vas a contar el final al principio. O sea, que cada “producto de comunicación” tiene su forma concreta de expresión.

Dejando ahora de lado el hecho de escribir, viendo la vida como un gran acto de comunicación, de unos seres con otros seres, yo veo la cuestión de la siguiente forma.

Las comunicaciones básicas que tenemos en nuestra vida, descartando el conjunto de los seis sentidos tradicionales, son:

- La relación consigo mismo que cada persona tiene.
- La relación visual con su entorno, tanto en estado de quietud (fotografía) como dinámico (movimiento).
- La relación por la voz, el lenguaje oral.
- La relación por el lenguaje escrito.

Es decir, además de oler, tocar, la realidad nos llega por imágenes quietas o en movimiento así como por sonidos y palabras escritas. Cada sistema (oral o escrito o visual) es un arte diferente, aunque sea la misma persona quien lo realiza.

Tenemos además que puedes ser un buen comunicador oral, un buen comunicador escrito, un buen comunicador visual, pero la cuestión es ¿tienes algo original, personal, propio, por comunicar? Kepler era un gran comunicador, Galileo, Arquímedes, pero no necesitaban de imágenes visuales. Era la fuerza de su inteligencia la que daba a su vez fuerza a la comunicación. Jack London en sus cuentos es comunicador, es también creador, pero cómo compararle con Lao Tsé. No es lo mismo escribir un relato de aventuras que escribir el Tao.

Mi opinión personal es que los sistemas de comunicación son de una gran utilidad para el bienestar y la salud. Un ejemplo, la estética que desarrollamos al bailar es un cuadro dinámico de nuestro propio lenguaje.

La música que suena es igual para quienes la escuchan, pero la solución coreográfica es diferente. Y esto es lo que marca la diferencia entre el estilo de una persona y de otra persona.

E igual podemos decir, en el espacio oral. La velocidad, el ritmo, la profundidad con la que señalamos las palabras, es algo más creativo que por ejemplo el espacio discursivo y hueco del político que grita, en la tribuna, acompañado de micrófonos.

Pues apago mi micrófono por hoy y aquí dejo mi opinión sobre el mundo de la comunicación y el lenguaje.