Cosas sencillas
Me cuentan
por los arroyos y caminos de los pueblos de España,
las voces de gentes con alma me cuentan cosas buenas,
gratas y apacibles para los oídos atentos.
Me cuentan cosas sencillas,
de las cosas de la vida que sonríen sin Giocondas,
de esas cosas que yo entiendo fácilmente,
sin cálculos aritméticos, sin andamios en los párpados,
sin colorín o mucho cuento,
cosas que llegan con paso de ángel y suelas nuevas,
cosas que yo comprendo sin debilitar mi buena o mala cabeza,
cosas sencillas que no dejan de asombrarme:
los copos de nieve aterrizando sobre tejados blancos,
el nacimiento de un río andaluz,
las leyendas de casas con naranjo y huerto,
las barandas de Despeñaperros,
el mirador de los baños árabes de Jaén.
Me cuentan…
Me cuentan cosas sencillas,
naturales como el aceite de oliva,
unos dedos sin carámbanos de hielo, una sonrisa de campo,
de estas sencillas, pacíficas cosas que no olvido
y quedan grabadas en el balcón de mi memoria,
amanecidas como un día nevado y blanco.
por los arroyos y caminos de los pueblos de España,
las voces de gentes con alma me cuentan cosas buenas,
gratas y apacibles para los oídos atentos.
Me cuentan cosas sencillas,
de las cosas de la vida que sonríen sin Giocondas,
de esas cosas que yo entiendo fácilmente,
sin cálculos aritméticos, sin andamios en los párpados,
sin colorín o mucho cuento,
cosas que llegan con paso de ángel y suelas nuevas,
cosas que yo comprendo sin debilitar mi buena o mala cabeza,
cosas sencillas que no dejan de asombrarme:
los copos de nieve aterrizando sobre tejados blancos,
el nacimiento de un río andaluz,
las leyendas de casas con naranjo y huerto,
las barandas de Despeñaperros,
el mirador de los baños árabes de Jaén.
Me cuentan…
Me cuentan cosas sencillas,
naturales como el aceite de oliva,
unos dedos sin carámbanos de hielo, una sonrisa de campo,
de estas sencillas, pacíficas cosas que no olvido
y quedan grabadas en el balcón de mi memoria,
amanecidas como un día nevado y blanco.