BioFilosofía
El término biofilosofía no existe. Es un concepto que yo he inventado a este día y hora, para definir una parte de la extraordinaria actividad humana, la biofilosofía.
Isaac Asimov es un conocido científico, divulgativo, y un escritor de ficción que intenta acercar a un numeroso público, los avances científicos.
Isaac Asimov, en una de sus obras más famosas, la trilogía de la fundación, se inventó el término de psicohistoria, que es un concepto que no existe. No existe una historia de la psiquis, como no existe una historia psíquica de la Humanidad, y mucho menos para lo que la traducción, en español, de la trilogía de Asimov, tradujo como psicohistoria.
Asimov indicaba con su nuevo concepto, una ciencia proyectiva, que permitía adivinar el futuro, a través del concurso de numerosísimas probabilidades. En eso consistía la psicohistoria, en poder estar tan seguros del futuro que la humanidad podía modificarlo. La ciencia que estudiaba esa prospección, del presente al futuro, era lo que Isaac Asimov denominaba como psicohistoria. Y como bien reconocía el propio autor, hasta su acuñación por Isaac Asimov, era un concepto que no existía. El fue el inventor de la palabra psicohistoria, en la misma forma que yo soy inventor de la palabra biofilosofía.
Bio es una palabra, de origen griego, que significa vida.
Filo es una raíz, de origen griego, que significa ser amigo de algo o de alguien.
Sofía, es una palabra, de origen griego, proveniente de la palabra griega Sophia, que significa sabiduría.
Por tanto, filosofía, es la ciencia de los hombres que es amiga (filo) de la sabiduría (es decir, de sophía). Los filósofos eran, en la Antigua Grecia, las personas que eran amigas de la sabiduría. En esto consistía la ciencia de un filósofo, en ser amigo de la sabiduría.
Si unimos bio y filosofía, estamos hablando de la ciencia que estudia la filosofía de la vida. O también estamos hablando de la filosofía de la vida, y la filosofía es filosofía, nació como filosofía, pero no nació como filosofía de la vida. Por tanto, nunca ha existido propiamente una filosofía de la vida, concebida como filosofía de la vida, ni dentro ni fuera de la ciencia conocida por o como filosofía. Estamos hablando de una ciencia nueva, la biofilosofía, que no existe.
El concepto filosofía nació en la Antigua Grecia, y hoy corresponde a una disciplina de la ciencia, catalogada y delimitada, dentro del conjunto de las disciplinas científicas.
El filósofo de la Antigua Grecia podía ser un hombre como Sócrates, que no dejó nada escrito, porque su conocimiento era transmitido oralmente, de boca en boca. Se reunía en las plazas y en las casas, y su escuela era la calle. Le obligaron a beber el veneno conocido como cicuta, para no ser ajusticiado, por pervertir a la juventud.
El ha sido uno de los más grandes filósofos de la Antigüedad y su huella quedó en otros pensadores y filósofos griegos, de la talla y categoría de Platón, a través de quien hemos podido conocer los conocimientos y enseñanzas de Sócrates.
Hasta hace cien años, los filósofos eran un poco de todo. Eran astrónomos, porque investigaban el cielo. O eran médicos, porque estudiaban la anatomía y las vísceras. O eran inventores, porque pensaban en la fabricación de pararrayos, o de otros artilugios técnicos. Eran personas que abarcaban distintas categorías del conocimiento y del saber y esto facilitaba su integridad.
Eran, además de filósofos, otros pensadores en otras ramas de las ciencias, fueran cuales fueran. Pero seguían siendo considerados filósofos, en un sentido amplio, prácticamente hasta el siglo dieciséis a diecisiete, en donde fuimos asistiendo, el conjunto de la humanidad, a una serie de especializaciones científicas.
El filósofo pasaba a ser puramente filósofo, como en la primera etapa de la ciencia filosófica, en la Antigua Grecia. Por tanto, quedaba fuera del resto de las disciplinas científicas, que fundamentalmente comenzaron a emerger a partir del siglo veinte, y que correspondían a distintas ramificaciones de la educación superior humana, la que se imparte en las universidades, que en teoría son la fábrica de sabiduría de la humanidad.
En el transcurso del siglo veinte, el filósofo ha quedado fuera de la sociología, y de la psicología, y de la medicina. El filósofo ha quedado en el estudio de los filósofos y en el estudio del pensamiento, de la materia abstracta que compone la sabiduría.
Pero el filósofo no realiza estudios neuronales, ni tampoco estudia las sinapsis y los nervios como estímulos eléctricos que provocan, en unas determinadas secuencias electrónicas, lo que conocemos como sabiduría. El filósofo va más allá, y queda como en la simpleza del pensamiento, en la propia metafísica del pensamiento.
El que existan en una sociedad más o menos filósofos no es ni bueno ni malo. Realmente, la consideración de filósofos a aquellos antiguos griegos, es un asunto fatal. Primeramente, ni ellos mismos eran filósofos. Era un tratamiento que les quedaba demasiado grande. Eran pensadores, nadie puede negárselo, pero no eran filósofos. No era filósofo Sócrates, al que le importaba una soberana hediondez que la sociedad griega funcionara mejor o peor. Y en el mismo sentido a Platón, que era considerado el mejor discípulo de Sócrates.
Es decir, los viejos pensadores como Parménides, como Sócrates, como Platón y sus continuadores en la Antigua Roma, que les tomaron como una de sus principales referencias y modelos, no tienen porqué ser catalogados como amigos de la sabiduría. Sí como pensadores.
En el mismo sentido, sería difícil admitir que un filósofo destruye con su ciencia un millón de árboles. O que un filósofo realiza un sistema por el que exterminar a quinientos millones de vidas humanas. La sabiduría es algo demasiado serio para que un señor, con toga y birrete, presuma de tener la carrera de filosofía, es decir, de ser un maestro en la ciencia de ser amigo de la sabiduría. Es mucho decir.
La sabiduría es como el templo de culto de todas las ciencias y no solamente de la ciencia conocida como filosofía, y que ha quedado como un adorno conceptual, de acompañamiento al resto de las ciencias.
En otras palabras, los filósofos de hoy en día pintan pocas hojas en las extensas ramas del árbol de la vida.
Hoy pintan los economistas, que podríamos decir que son los pensadores de la economía. Ellos también podrían decir que son filósofos de la economía, pero se llaman economistas, maestros de las finanzas, del cómo y de los porqués de la economía. Igual con los maestros en Leyes, los maestros en Medicina, los maestros en Sociología, los maestros en Psicología, los maestros en Pedagogía, o arte de enseñar, los maestros en Física, o los Maestros en Matemáticas o Ciencias Exactas. Cada ciencia, repartida en una determinada disciplina científica, con su equivalente en facultades o escuelas universitarias, tiene su correspondiente maestría. Pero esto no sucede con la biofilosofía, sencillamente porque la biofilosofía no existe. Es un concepto que me he inventado en estas líneas, a este día y hora.
¿Qué es la biofilosofía? La biofilosofía es la ciencia de la filosofía y de la vida. Es decir, es la sabiduría de la vida, y es la ciencia de los amigos de la sabiduría de la vida.
El filósofo es el amigo de la sabiduría. Hemos de estar, en primer lugar, de acuerdo, en el propio concepto, sobre lo que significa sabiduría. Dos personas tienen conceptos distintos de lo que representa la palabra sabiduría.
¿Qué es sabiduría?. Una persona que tiene sabiduría es una persona sabia. Pues bien, ahora entramos a una primera gran pregunta de la filosofía, y también de la filosofía de Sócrates, de la Antigua Filosofía de Grecia. La pregunta de si un sabio puede ejercer maldad.
¿Pierde la condición de sabio por ejercer la condición de malo, de persona mala?. ¿Qué entendemos por sabiduría, qué entendemos por sabio?.¿Puede la sabiduría ejercer la maldad?. Veamos qué entendemos por maldad. Un volcán, por ejemplo, que ha entrado en erupción, y se ha llevado a quinientas víctimas, con su violenta explosión y lluvia de lava y cenizas.
¿Es malo el volcán?. Podemos decir que el volcán no es sabio, por tanto no es responsable de sus propios actos. El explotó porque tenía que explotar, pero no podemos decir que el volcán es por esto más sabio o menos sabio. Pero sí hablamos de una ciencia que comenzó su recorrido hará unos cuatro mil años, y que comenzó a llamarse filosofía, es decir, amigos de la sabiduría. Eran personas íntegras que vivían de idéntica forma a como pensaban.
Eran estoicos, eran de otras escuelas, pero todos ellos vivían la filosofía como una forma de vivir, una forma de ser, y una forma de estar, todos los días de su vida. Eran filósofos, durante las 24 horas al día. En el mismo sentido, el resto de los científicos y pensadores de la Humanidad Antigua, tenían esta misma integridad. Algo que por supuesto, y a partir de la escalada del capitalismo y la globalización mundial, en el siglo veinte, es un idealismo fuera de todo sentido, sin fundamento.
El filósofo de la actualidad es un docente que enseña sobre materias muertas, puramente intelectuales, recreándose normalmente en el pasado. Pero participa poco o nada de la realidad del mundo, y los antiguos filósofos eran como son hoy los medios de comunicación.
Las gentes y los pueblos no tenían televisión, radio, prensa, Internet, vivían en las calles, plazas, mercados; la calle era el hábitat natural de todo, y allí era donde hablaban los filósofos, que eran un poco como los profesores o los maestros de hoy en día. Eran otros tiempos, desde luego, nada comparables a los tiempos de hoy. Incluso los tiempos actuales han dejado atrás a Isaac Asimov, que en las décadas pasadas quiso imaginar futuros posibles para la Humanidad.
La biofilosofía también puede ser el estudio integral de todas estas características humanas.
Sin embargo, y desde un punto de vista mucho más personal, y para uso privado y de hogar, la biofilosofía es el arte práctico de vivir, el arte práctico de ser. O sea, comerte un potaje y que te alimente el cuerpo, o saber mantener unas saludables condiciones de vida, o tener los pensamientos lo bastante limpios como para parecerse al agua clara de un río.
Cuando se inaugura un nuevo ciclo, cuando se agradece al Infinito Universal que haya llegado este bendito momento, fruto de muy distintas circunstancias, hay que hacerlo a lo grande, hay que hacerlo con un cuaderno de…. te pones a pensar… filosofía sería vulgar, visto… no, bio y filosofía …. todo en lo mismo, porque bio es la vida, y filo es la amistad hacia algo, una dirección de ser, estar, tener, moverse, hacer, y sofía es sabiduría.