Vivir el propio espectáculo
De siempre me ha gustado escuchar a las personas mayores, que no tienen prisa para contar una historia, que parece que van a contar la historia de todas las historias. Es ir a la casa de alguien que tenga 80 años, es encontrarse con alguien, en el banco de alguna plaza, tener dos o tener tres horas por delante para poder contar, a la sombra de los árboles, una buena historia. Es fácil que yo me sienta a gusto en la compañía de alguien, pero con quienes más fácil me siento es con quienes viven su vida, sin alterarse. Es decir, hay dos formas de ver la vida. Una es la forma de vivir como si estuviéramos aquí eternamente y fuéramos a seguir eternamente. Entonces hacemos las cosas de siempre, las de todos los días. Otra segunda forma es vivir como si fuéramos turistas de la vida, vamos fotografiando todo, tomando apuntes de todo, estudiando todo, analizando todo, pero desde la perspectiva del turista que vacacionalmente viene a pasar un tiempo de turismo, del que no es aborigen o nati