De cómicos y artistas
Un día me pasó algo que no olvidaré. Estaba en un pueblo de la provincia de Salamanca, Mieza de la Ribera, a orillas del Duero. Había ido a dar una charla audiovisual sobre posibilidades de desarrollo comarcal. El alcalde era amigo, el salón estaba lleno de personas, comencé la exposición, serio, encorbatado, exponiendo la riqueza paisajística, natural, humana del pueblo. A continuación de las diapositivas que yo mismo había realizado del pueblo y de la exposición, abrimos un diálogo. Interesante, participativo, con distintas opiniones contundentes, que dieron realce al acto, positivo, algo más que palabras, estimulador de energía en aquellas personas que querían que su pueblo fuera a más. Bien, acaba el acto, un señor de unos 80 años viene lanzado a mí, lloroso, feliz, haciendo aspavientos con las manos, me abraza, un abrazo largo, yo acojonado, ay qué me quiere decir este hombre. Me suelta el abrazo y me dice con lágrimas en los ojos: ¡Gracias! ¡Yo de niño quería ser como us