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Mostrando entradas de agosto, 2014

Las dos caras de la felicidad

El ser humano pierde la felicidad por no querer ser sencillo, por no querer ser verdadero. En la naturaleza, la montaña no lucha contra el río ni tampoco el castor pelea contra el caballo. La naturaleza sabe cómo sobrevivir. Nosotros, las criaturas humanas, recibimos una educación donde los otros son diferentes y peores a nosotros, debemos matarlos, explotarlos, reducirlos para demostrar nuestra superioridad. Llevado esto a los extremos en la vida cotidiana, tenemos el largo suma y sigue de contradicciones, que van desde las competencias, las rivalidades, los celos, las intrigas, las envidias, etcétera etcétera. Y la verdad, qué triste y qué infeliz que es todo ese mundo, un mundo oscuro, sombrío, donde nada nace. Toca hacer un pacto de verdad con la vida, aunque sea por sobrevivir; hacerse aliados y amigos de nuestras propias vidas. Porque, en verdad, la vida en conjunto está llena de existencias truncadas, rotas, aniquiladas por las malas artes y las malas prácticas de q...

Amor de verdad

Yo sé que el amor no tiene garantía ni tampoco es un utensilio de cocina que se desgasta con el uso, pero sigue siendo importante que yo le dure y el amor me dure toda la vida. Quiero decir el tiempo de vida, porque eternos ya se sabe que nadie lo somos. Un día encontramos a una persona que hace muy fáciles todas las preguntas que nos hacemos sobre el amor. Algo tiene esa persona, algo que se conecta con nosotros mismos, nuestro corazón, que nos roza el alma, que nos traspasa el cuerpo, que hace el sentir muy indescifrable de explicarse con palabras, que nos hace decir: ¡qué bien me siento con esta persona! Desaparecen todas las preguntas. Ha llegado entonces el amor. Vayamos ahora a los lados más racionales del amor.  El amor no tiene tasa, precio, medida, color ni sabor. Es invisible pero su presencia es advertida y sentida.  El amor no se exige y tampoco se mendiga. El amor no se coacciona, ni se manipula, ni se le encierra en una jaula para que...

Tiempos actuales

Yo no puedo sentirme Arquímedes de Siracusa y ponerme en su piel, porque sencillamente no soy un hombre de aquel tiempo y tampoco soy Arquímedes de Siracusa. Todo tiempo tiene sus mentalidades, sus ideas. Ahora bien, cómo son los tiempos actuales. Son tiempos donde cualquier ser humano común y corriente puede vivirse la actualidad y también puede vivirse cualquier moda o creencia inspirada a saber si en cualquier tiempo pasado. Si algo diferencia y distingue a las sociedades actuales es su carácter heterogéneo, su multiplicidad de formas, su multitud de “facies” o rostros, su cantidad enorme de facetas y formas. Cada vida es singular, cada vida es única. No existen dos experiencias iguales, ni siquiera en un mismo tiempo. La vida de dos egipcios contemporáneos por supuesto que se parece más que si comparamos la vida de un hombre actual y de un egipcio de la antigüedad. Sin embargo, la vida de dos personas de entonces, comparadas entre sí, no tienen porqué ser similares. Y ...