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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Despidiendo un nuevo año

Último día de este año. Esta medianoche, campanadas, uvas, despedida y bienvenida. Mañana es Día de Año Nuevo. Años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos, formas de contar el tiempo. Los años, con 365 días, salvo en los años bisiestos, de 366. Y un año sucede a otro año. Pero no todas las lecturas de un mismo tiempo se producen con un mismo tiempo. Los chinos tienen su propio calendario, los musulmanes también tienen el suyo propio. Estas campanadas y uvas de fin de año, es nuestra forma pagana, occidental, de celebrar solsticios y equinoccios, tiempos de verano y tiempos de invierno. Por mucho decorado comercial y globalizador que tienen estas fiestas de navidad y fin de año, indudablemente tienen también el fondo de una especie de vida que celebra los diferentes ciclos y ritmos universales, que hacen que vivamos en verano o en invierno, gracias a algo tan simple como el número de grados que nos inclinamos, en nuestro imaginario eje de rotación, alrededor de la

Navidad

Siempre me han gustado las navidades, desde niño. Siempre he recibido estas fiestas con muchísima ilusión, encantado por cada uno de los ricos instantes que forman parte de estos encuentros de navidad, nochevieja y año nuevo y reyes magos. Y como dice el refrán: ¡hasta san Antón, pascuas son! Siento una gran afinidad con la navidad y todo lo que la navidad representa. Mi primer domicilio estable comenzó a los siete años. Fueron tres años de estar en un mismo lugar, sintiendo esto como un hogar, un hogar definitivo. El pueblo que fue mi primer domicilio estable era una maravilla entonces. Y por las informaciones que ahora puedo recoger, es hoy una de las bellezas de la isla de Mallorca, lugar de residencia de ricos y famosos como Michel Schumacher. A unos 15 kilómetros de Palma de Mallorca, en el pueblo de Esporlas, conservo mis primeros grandes recuerdos de la navidad vivida en el hogar. Antes de esto, sí había tenido grandes momentos, pero un poco con el vamos de

Luces de luna y plata

En el candil de una mirada, brilla la noche ilusionada, con dulces ojos y calor del alma, noche lunera que mi corazón traspasa, con flechas de amor y de luces blancas, cristal de ilusiones y sueños de plata. En el candil, su luz me llama, en el camino de la mirada.

Cosas sencillas

Me cuentan por los arroyos y caminos de los pueblos de España, las voces de gentes con alma me cuentan cosas buenas, gratas y apacibles para los oídos atentos. Me cuentan cosas sencillas, de las cosas de la vida que sonríen sin Giocondas, de esas cosas que yo entiendo fácilmente, sin cálculos aritméticos, sin andamios en los párpados, sin colorín o mucho cuento, cosas que llegan con paso de ángel y suelas nuevas, cosas que yo comprendo sin debilitar mi buena o mala cabeza, cosas sencillas que no dejan de asombrarme: los copos de nieve aterrizando sobre tejados blancos, el nacimiento de un río andaluz, las leyendas de casas con naranjo y huerto, las barandas de Despeñaperros, el mirador de los baños árabes de Jaén. Me cuentan… Me cuentan cosas sencillas, naturales como el aceite de oliva, unos dedos sin carámbanos de hielo, una sonrisa de campo, de estas sencillas, pacíficas cosas que no olvido y quedan grabadas en el balcón de mi memoria, amanecidas como un día