En la cuerda floja
Ninguna persona se merece la tensión continuada de vivir en la preocupación, en la cuerda floja, de pensar qué va a ser mañana, qué va a ser dentro de unos días, qué va a ser dentro de unos meses, o en el mejor de los casos qué va a ser dentro de unos años. Semejante inseguridad manifiesta es un tormento para cualquier cerebro y no hemos venido a vivir para atormentarnos indefinidamente el cerebro, pero el mundo es así, una gran maquinaria donde poder vivir en él, y cuesta tanto, tanto sacrificio, tanta preocupación, tanta inquietud, tantas noches durmiendo mal o medio mal, tanto problema, tanta ecuación sin resolver, tantas incógnitas… No queda otra que relajarse, respirar, respirar, contar hasta diez, contar hasta veinte, hasta treinta si es necesario. Y al menos en el espacio mental, fraccionar los problemas, ayudando a verlos en su dimensión más exacta, ya que vistos en conjunto asustan y espantan por sus terribles dimensiones, pero vistos en partes o por fracciones o sepa