En horas de siesta
Mi pueblo sigue en su sitio. Un pueblo sin ruedas. Un pueblo de tantos. España tiene más de 5000 pueblos. Éste es uno de ellos. Y no hay nada destacable que contar. Nunca hay nada destacable por contar en un día de junio como hoy, que no se ve un cristo por la calle. Los veranos por estas tierras son secarrales. No aguantan ni las moscas. Todo el mundo busca el cobijo de una sombra. Pero salgo al campo y veo vida por todas partes. Me salen mariposas al paso, de distintos colores. Veo la vida que crece, en tal o en cual árbol: la aceituna que comienza a engordar y que hace verdad el refrán que dice “si ves una aceituna por San Juan, verás cien aceitunas por navidad”. Refranes de agricultores que guardan una enseñanza sobre el medio que trabajan. La noguera junto al camino que ella sola destaca un amplio espacio de sombra, un pequeño hábitat para distintas especies, el conejo que sestea, el mirlo, el gorrión, la golondrina, la paloma torcal o paloma del campo, todos allí reunido